Bruselas - Aprobación o rechazo del acuerdo de salida, segundo referéndum, elecciones. Son algunos de los escenarios que podrían producirse en los próximos días en la cada vez más complicada salida del Reino Unido de la UE. Mientras tanto crecen las voces laboristas que reclaman a Jeremy Corbyn que apoye un segundo referéndum.

Con la entrada de 2019 cada vez queda menos para el 29 de marzo, día en el que el Reino Unido abandonará la Unión Europea. Lo hará con acuerdo o sin él, a no ser que un giro radical de los acontecimientos gire la balanza hacia un segundo referéndum. Esa idea que comenzó a brotar hace unos meses cobra cada vez más fuerza entre los que buscan de manera desesperada que su país no abandone el club comunitario.

Quien no lo tiene demasiado claro es Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista. Con un discurso ambiguo desde la victoria del brexit, Corbyn exige a May que renegocie un nuevo acuerdo con la UE, algo rotundamente descartado por el club comunitario. Conocido como euroescéptico, aunque nunca se ha definido como tal, Corbyn no ha apoyado un segundo referéndum que permita a la ciudadanía británica escoger entre el acuerdo firmado por la primera ministra o la permanencia en la UE.

Pero entre los laboristas son cada vez más los que piden la celebración de un segundo plebiscito. Según una encuesta realizada desde la Universidad Mary Queen’s de Londres en el seno de su partido, tres cuarta partes (76%) quieren que se celebre esta segunda votación y piden, por lo tanto, a su líder que tome las riendas de ese movimiento a favor de una segunda votación.

Sus propios militantes creen que si Corbyn no apoya una segunda votación es porque es euroescéptico o porque no quiere polarizar a las bases de su propio partido. Además, más del 80% votaría quedarse en la UE si se produjese tal consulta.

Corbyn espera entretanto al posible fracaso de la votación del acuerdo de salida firmado entre Bruselas y Londres, y que se producirá en un par de semanas. May sigue recabando apoyos para que salga adelante, tras tener que posponer la votación en diciembre ante la evidente falta de apoyos de la premier tory.

May también afrontó una moción de confianza dentro de su grupo parlamentario, aunque de esta votación sí salió victoriosa. De donde no salió tan alegre fue de la cumbre del Consejo Europeo: los países se negaron a reabrir el acuerdo, aunque sí mostraron su disposición a agregar “clarificaciones”.

Así las cosas, los dos grandes líderes políticos del país tienen problemas. La solución podría pasar por otra votación, pero en forma de elecciones generales anticipadas. Corbyn ha afirmado que renegociaría el acuerdo si llegase al 10 de Downing Street, algo que le pide que haga a la líder tory si pierde el voto en Westminster. Pero si May se enroca y no renegocia ni convoca comicios, el abanico para el laborista se podría abrir. Según The Guardian, estaría cerca de crearse una comisión dentro de su propio partido para estudiar el caso de una eventual permanencia en la UE.

Los Laboristas no quieren que el país abandone la Unión Aduanera, un punto muy polémico del acuerdo. En la actualidad está planeado un backstop, que es una salvaguardia que comenzaría a funcionar en el caso de que no hubiese un acuerdo para las futuras relaciones entre Bruselas y Londres. Esto provocaría que Irlanda del Norte permaneciese en esa Unión Aduanera de manera temporal para garantizar que no hubiese una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte, ayudando a preservar los Acuerdos de Paz del Viernes Santo, que pusieron fin a la violencia en la zona.

En definitiva, el Reino Unido y la Unión Europea viven un mes de enero clave, que tendrá que sentar las bases de lo que pasará después o que servirá para lo contrario: dificultar aún más la situación de la salida del país de la UE.