parís - Los chalecos amarillos mantuvieron ayer su pulso al presidente de Francia, Emmanuel Macron, con un nuevo sábado de manifestaciones, el undécimo consecutivo, que se vio acompañado en París de una primera convocatoria nocturna y en el que se registró una menor participación. Ayer, según datos del Ministerio del Interior, fueron 69.000 los franceses que salieron a la calle, 4.000 de ellos en París, lo que supone 3.000 menos que una semana antes.

Las primeras tensiones se desataron en la capital al comienzo de la tarde en la plaza de la Bastilla y se trasladaron después a la de la República, desórdenes que las fuerzas del orden contuvieron con gases lacrimógenos. El ministro del Interior, Christophe Castaner, condenó en Twitter “con la mayor firmeza” los actos de violencia cometidos, mientras que la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) investiga la herida sufrida en el ojo por un conocido militante, Jérôme Rodrigues, como consecuencia de un proyectil. No obstante, la jornada transcurrió en términos generales sin las escenas de guerrilla urbana de las protestas iniciales.

Por primera vez, los agentes dotados con pistolas de pelotas de goma fueron equipados con cámaras para grabar sus intervenciones, una medida decidida por Castaner para que haya más transparencia en el uso de esa arma, tras las acusaciones de que con ella se hirió a gente en el pasado.

el debate nacional de macron Las manifestaciones de ayer tienen lugar cuando el Ejecutivo francés empieza a recuperar la popularidad perdida y ha impulsado un gran debate nacional para salir de la crisis. Macron, cuya popularidad ha retrocedido quince puntos entre junio y noviembre, ha avanzado cuatro en un mes, hasta ser aprobado por el 31% de la población, mientras que el primer ministro francés, Édouard Philippe, a quien la crisis de los chalecos amarillos le hizo caer diez puntos, suma seis, hasta el 36%.

Pero las medidas emprendidas en favor del poder adquisitivo y el gran debate lanzado hace diez días con la intención de traducir en leyes algunas de sus propuestas no han acallado las protestas. “Quiero acciones concretas, inmediatas y significativas. Hay gente que no consigue comer habitualmente en un país tan rico como Francia. Hay un problema de reparto de la riqueza. El Gobierno podría decidir de forma inmediata quitar el IVA sobre los productos de primera necesidad”, dijo a Efe Valérie, manifestante de 54 años.

El debate, a juicio del impulsor de la llamada Noche amarilla y fundador de la división moderada chalecos amarillos ciudadanos”, Thierry Paul Valette, es una manera para Macron de acaparar protagonismo mediático y hacer campaña camino de las elecciones europeas de mayo próximo.

Aunque el permiso de los organizadores expiraba este sábado a las 21.00 horas, Valette explicó a Efe su deseo de que este formato se extienda el resto de la semana y, a ser posible, se prolongue toda la noche, tal y como sucedió con el movimiento Nuit debout en la primavera de 2016 y en ese mismo lugar contra la reforma laboral. La protesta de ayer es además la primera desde el lanzamiento el miércoles de una lista de los chalecos amarillos para concurrir a las europeas liderada por Ingrid Levavasseur, una auxiliar de enfermería de 31 años, que no ha generado unanimidad. Los chalecos amarillos ciudadanos preparan su propia lista y manifestantes como Valérie creen que el movimiento no debería entrar en política, sino hacer valer sus reivindicaciones a través de un referendo de iniciativa ciudadana.

La manifestación de ayer irá seguida hoy de otra de los llamados pañuelos rojos, que en un principio iban a expresarse a favor de Macron y posteriormente la ampliaron en defensa de las instituciones y el retorno a la calma en el país.- D.N.