Las derechas tendrán hoy una jornada de afirmación colectiva,primer gran acto conjunto un mes después de tomar el poder enAndalucía. La neoaznaridad avanza rápidamente. La coyuntura emocionallo favorece. El polo del escarmiento vende fuerza, autoridady mano dura, menú de vísceras muy demandado en tiempos de crisisy conflicto. "La España de los balcones" de Casado es la de unnacionalismo agresivo que aspira sin ambages a agrupar a sectoresultras a base de mimetizar su lenguaje. La estrategia de Casado,su verborrea impúdica, es también fruto de sus propias urgencias.

Pero su abandono de la contención describe su fondo ideológico.El de un político de rápido ascenso que se siente muy cómodocompitiendo con Vox. Hoy el casadismo es un puré mal batido depost aznarismo y Nuevas Generaciones con regusto a Alianza Popular.El PP post Rajoy es una mezcla de hiperactividad y radicalismo,de club juvenil y anticuario, que se sabe catapultado por losmedios afines, a la espera de próximos resultados.

Al lado de Casado hoy estará Rivera. Sus bolos con España Ciudadanay manifestaciones en Barcelona le otorgan experiencia en estaslides. Su pretendida imagen centrista ya solo ha quedado reducidaa una especie de holograma, un juego de luces que pierden suefectividad en cuanto se activa su voz.

Estrategia conocida

Lo cierto es que el acto de hoy no es sorprendente, visto eldevenir de los últimos meses. La denominada vía de diálogo entreGobierno y Generalitat, apuntalada frágilmente antes de Navidad,fue atacada desde el minuto cero por la mayor parte de la prensade papel editada en Madrid. Basta recordar las portadas del 21de diciembre. Sánchez "reo", Sánchez "claudica", "la rendiciónde Pedralbes". Mes y medio después, la vía de diálogo ha quedadoen gotero cerrado. No se sabe si queda suero. Si se volverá aactivar y con qué cadencia. Con un más que posible rechazo alos Presupuestos, la hipótesis de anticipar las elecciones yculpar al independentismo del bloqueo vuelve a estar encima dela mesa, en un Gobierno muy pendiente del asesor de cámara, conun Sánchez que ha hecho del tacticismo bandera. Antes y despuésde llegar a la Moncloa.

Los problemas de Sánchez

Paradojas de la política, el presidente del Gobierno ha aprendidode Rajoy en eso de ganar tiempo. Y sí, ha dado pruebas de aguante.Sin embargo, en su manual de resistencia, Sánchez sabe que sucumbióen aquel comité de Ferraz en octubre de 2016. Sabe que las derechasle están haciendo un Zapatero exprés. Y sabe que sin la presidenciapodría volver a caer frente al viejo aparato y los barones, queno paran de enviarle avisos. Tampoco se le escapa que SusanaDíaz va a resistir en la oposición a la Junta. O que Lambán oGarcía Page intentarán resistir en mayo, de la mano de Ciudadanos,si es caso. Porque aquí resiste casi todo el mundo. Resiste elfelipismo, como un jarrón chino que por más polvo que acumule,ve los años pasar desde su pedestal. Y resiste del otro ladoJosé María Aznar, tantos años esperando este momento. Así queSánchez puede estar de todo menos tranquilo. Él no ha queridoser un presidente con la pegada y la brevedad de Suárez. Peroaspira a conquistar el centro ahora que Casado y Rivera le handejado el camino bastante expedito.

Regresión grave

La extrema derecha ha pasado en un tiempo récord de penetraren la agenda a conseguir determinarla. La voxización no se detiene.Está en los tuétanos del PP, y converge con descaro con Ciudadanos,pese a algún intento de equilibrio. UPN no falta a la ceremonia.Ni los medios de comunicación más conservadores, fieles a sucita. Alimentando probablemente el crecimiento futuro del independentismo,a dos del comienzo del macro juicio.

Hoy asistimos a una escenificación del nacionalismo español másdesbocado que no acepta independencia ni referéndum ni plurinacionalidad,ni concierto económico catalán ni ampliación estatutaria, nidiálogo. Lo que busca es una Catalunya bajo el 155. Ese es elobjetivo y cualquier cuestión el pretexto. Así que desde la mociónde censura la teoría de la España reformable ha vuelto a sucumbiry deja al independentismo sin la necesidad de afrontar a fondosus límites, que los tiene.