PAMPLONA. Francisco Javier Azparren, auditor de Davalor Salud en 2013 y 2014, ha manifestado que él a finales de 2014 "daba credibilidad" al proyecto de la compañía y que "sí veía recorrido". A su juicio, "las personas que trabajaban allá eran diligentes, eran transparentes" y "para nada fue el caso de mala fe".

Azparren ha comparecido este lunes en la comisión de investigación del Parlamento sobre las actuaciones de Sodena, en este caso en Davalor Salud, y ha indicado que fue auditor de las cuentas de 2013 y 2014 de Davalor y ya no auditó las de 2015 porque no le entregaron las cuentas de ese año, por lo que ya optó por renunciar.

Ha indicado que "por mi experiencia alguien que no tiene las cuentas claras o no las quiere enseñar... lo último que hace es ir a Sodena a pedir financiación".

Sobre las cuentas de Davalor de 2014, las últimas que auditó, ha indicado que su informe fue "favorable", es decir, "las cuentas anuales reflejaban la imagen fiel y la situación financiera de la sociedad". "A diciembre de 2014 se pagaban las facturas a un ritmo normal y las entidades financieras dieron 2 millones de euros a la sociedad, Elkargi también avaló a la empresa", ha dicho.

Ha explicado que 2015 "fue un año convulso en Davalor" porque causó baja el director financiero y entró una persona nueva. "Implantaron un programa de contabilidad complejo, se dieron diferentes circunstancias que no podían dar respuesta al auditor", ha añadido, para indicar que debido a estas circunstancias "no cogimos un ritmo normal de auditoría".

Sobre las cuentas de 2015, ha señalado que a él ya no se las entregaron en plazo, por lo que renunció y ya no las pudo ver. Ha aseverado que "presiones no he tenido de Davalor". "La causa real de mi renuncia es que no tenía las cuentas anuales del 2015", ha insistido.

Azparren ha comentado que la auditoría de Davalor era voluntaria, no obligatoria, y que el promotor de Davalor, Juan José Marcos, le trasladó que se auditaban porque "había mucho inversor en el proyecto y quería tener las cuentas claras". "Es un ejercicio de transparencia", ha opinado.

El auditor ha destacado que "las personas que trabajaban allá eran diligentes, eran transparentes" y "para nada fue el caso de mala fe con nuestro despacho". "En mi profesión me he encontrado en otros casos palos en la rueda, artimañas y jamás pasó que en este caso ese fuera el motivo", ha comentado.

Azparren ha comentado que el final de Davalor "nos ha sorprendido a todos, a los que hemos sido auditores, a los inversores, acreedores...". "Era un proyecto que llamaba la atención por la recaudación de fondos, por el proyecto mismo", ha manifestado.

Ha señalado que él a finales de 2014 le "daba credibilidad" y que "sí veía recorrido". "Con todo lo que ha pasado, es fácil ser cronista de una muerte anunciada; yo en aquel momento no la veía", ha comentado, para destacar que "la empresa fue capaz, según he visto en las cuentas del 16, de renegociar la deuda estando mal". "Había muchas entidades que confiaban en el proyecto", ha expuesto.