los partidos ya están de campaña. Ni siquiera esperan a que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, haga buenos los pronósticos y confirme mañana el adelanto de las elecciones generales a abril. Pablo Casado ha sido el primero en vestirse el traje de candidato y su primer mensaje de campaña ha sido la traslación al conjunto del Estado del pacto andaluz entre el PP, Ciudadanos y Vox.

En contraste con la claridad del líder del partido conservador, Albert Rivera prefiere no enseñar sus cartas y no descartar a ninguna formación para una posible alianza, ni siquiera al PSOE. El presidente de Ciudadanos solo se mojó ayer a la hora de pedir elecciones inmediatas para desalojar a Sánchez de la Moncloa.

Casado también considera “inaplazable” la convocatoria electoral. No le gusta la opción de poner las urnas en abril, ya sea el 14 o el 28, en este caso con una campaña electoral en plena Semana Santa.

Es partidario del 26 de mayo y hacerlas coincidir con las elecciones municipales, forales (en la CAV y Nafarroa), autonómicas (solo en algunas comunidades) y europeas. Y esgrime argumentos económicos para justificar su apuesta por un superdomingo electoral: según señaló, el Estado se ahorraría 200 millones de euros si juntara todos los comicios y no los dividiera en dos jornadas. Las últimas elecciones generales costaron a las arcas públicas alrededor de 180 millones, 135 por la logística electoral y otros 45 de subvenciones a los partidos.

Sean juntas o solo las generales, la apuesta de Casado es trenzar una alianza como la andaluza y formar un “frente común” con Ciudadanos y Vox para hacer frente “al separatismo y al populismo”, esto es, a todo lo que se mueve fuera de ese tridente de derechas.

La rueda de prensa que ofreció ayer en el Congreso, tras el rechazo de los presupuestos generales, recordó la manifestación del domingo, convocada junto a Cs, a la que se sumó Vox, para advertir a estos partidos de que los españoles pidieron “unir esfuerzos” contra la izquierda y el independentismo catalán. Para Casado, si estos españoles se han manifestado unidos, sería “contraproducente” intentar representarlos “desunidos” y también sería irresponsable ofrecerles un “proyecto fracturado” cuando lo que han reclamado es “un frente común”.

Además, situó al PP como centro de este frente porque es el único partido que da “garantías de formar gobierno” que no dependa de las fuerzas independentistas, ni de Podemos.

Albert Rivera prefiere, de momento, nadar y guardar la ropa. No enseña sus cartas y, al tiempo que vuelve a lanzar sus reproches al bipartidismo, no quiere sin embargo poner líneas rojas a posibles pactos poselectorales, incluido el PSOE.

El líder de la formación naranja aspira a poder gobernar con “una mayoría parlamentaria constitucionalista” que abra una nueva etapa política en España.

podemos se distancia del psoe

Solo apoyarán las iniciativas que concuerden con sus propuestas. La formación liderada por Pablo Iglesias también ha empezado a marcas distancias con el PSOE, pese a que hasta ahora ha sido el principal sostén del Gobierno socialista. Ha llegado el momento de alejarse y diferenciarse de los socialista y de dejar claro que su objetivo ahora es ganar esos próximos comicios. Desde la dirección del partido morado han dejado claro que no van a poner las cosas fáciles a los socialistas y que, en lo que quede de legislatura, solo apoyarán aquellas iniciativas que concuerden con sus propuestas.