pamplona - El último gran debate de esta legislatura en el Congreso mostró ayer que la brecha entre los bloques políticos y las dificultades de entendimiento se profundizan y, a dos meses de las elecciones, ha llevado a los líderes a usar la tribuna parlamentaria para lanzar sus mensajes a los votantes. Bloques que no solo están a izquierda y derecha del arco parlamentario, porque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los partidos independentistas volvieron a dejar constancia de su alejamiento.

Sánchez compareció a petición de la oposición para hablar del brexit, la crisis venezolana y de sus ministros, pero el debate derivó, como era previsible, en la contienda electoral. Arremetió duramente contra los líderes del PP, Pablo Casado, y Cs, Albert Rivera, acusándoles de “faltar el respeto” al Congreso dando “mítines” con sus discursos, pero él también lanzó su arenga de precampaña. Así, expresó su deseo de que el próximo 28 de abril la ciudadanía “dé la espalda a la mentira, la crispación y el insulto” al que recurren esos partidos y siguió con su estrategia de moderación, apelando al diálogo y pidiendo que tras los comicios el Congreso sea un lugar para “unir y no enfrentar” .

Y tras alertar de los riesgos de la ultraderecha, -“con la ultraderecha no se puede ir ni a la vuelta de la esquina”- acusó a Rivera y Casado de equivocarse pensando que pueden moderar a Vox, porque en realidad es la ultraderecha la que marca su agenda y les está “radicalizando”.

“Ojalá se vaya con tanta paz como descanso deja”. Con esta frase dirigida a Sánchez concluyó Pablo Casado su primera intervención en este debate en el que acusó al presidente de ser el “caballo de Troya de los independentistas” y de “vender la soberanía nacional” por mantenerse en la Moncloa. El líder del PP advirtió a los españoles que el 28 de abril deben decidir si “validan” la estrategia de Sánchez de “seguir negociando con los batasunos, independentistas y comunistas” o eligen “la alternativa de confiar en un Gobierno del PP que pueda hacer cumplir la ley en toda España”.

Albert Rivera, por su parte, llamó a Sánchez “muleta” del separatismo, le ha acusado de “suprimir derechos” para contentar a los independentistas y le afeó también su política con Venezuela, por no denunciar el régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional. De la intervención del líder de Cs salieron también algunas promesas electorales, como la de acabar con los “dedazos” en las empresas públicas.

El debate se calentó en las réplicas de la comparecencia, sobre todo a cuenta de las mujeres, cuando Sánchez acusó a Casado de “insultarlas” con sus declaraciones sobre la violencia machista. Y señaló que el líder del PP “banaliza” esta violencia y habla de las leyes del aborto y de igualdad para “justificar” su pacto en Andalucía con Vox. Más duro fue con Rivera, a quien reprochó que no se prepare para estos debates y le afeó que ahora se haya instalado en el “conservadurismo” de esta “derecha con tres siglas”. “Mucha sigla y pocas ideas”, apostilló Sánchez, quien retó al líder de Cs a decir una sola medida política o jurídica del Gobierno que suponga claudicar ante el independentismo.

Todo en un debate que también acentuó las diferencias entre el presidente y los independentistas, tras romperse el diálogo sobre Cataluña y después de que la falta de apoyo a los presupuestos llevara a Sánchez a convocar los comicios. Y otro reproche, el que el presidente hizo por las protestas del independentismo en Francia, cuando se celebraba el homenaje al exilio y los manifestantes llamaron “fascistas” a los exiliados y familiares. Una acusación que Joan Tardá negó tajantemente. - D.N.