pamplona - Recuperación. Quizá sea esta la palabra que mejor defina el periodo comprendido entre 2015 y 2019 si se analiza con las gafas de la economía y las grandes cifras. Navarra no solo ha crecido y ha creado empleo, sino que lo ha hecho con mayor dinamismo y velocidad que la media española, y ha dejado, parece que definitivamente atrás, el periodo más complicado de las últimas décadas, que arruinó a cientos de empresa y familias y que se cobró incluso la vida de una entidad financiera, Caja Navarra, que había sobrevivido durante el siglo XX a todo tipo de coyunturas políticas y económicas.

Los números no engañan. Y desmienten el alarmismo con el que los tres partidos de derechas (UPN, PP y Ciudadanos) se han comportado prácticamente desde el inicio de la legislatura. Cada dato aislado, obedeciese este a oscilaciones estacionales o a una corrección estadística, ha sido empleado como instrumento ya no solo de crítica, sino como pieza de un relato que ha terminado por desmoronarse. Las decisiones políticas más controvertidas, como la reforma fiscal, no parecen haber gripado ninguno de los motores que impulsan a la economía navarra.

De hecho, el PIB navarro ha crecido entre 2015 y 2018 a un ritmo del 3,2% de media, una décima por encima de la media nacional y soportando, además, bastante mejor, la incipiente desaceleración iniciada en 2018: mientras la economía española recortaba su tasa de crecimiento del 3% al 2,6%, Navarra pisaba el acelerador de la mano de la construcción, la industria manufacturera y el consumo interno. Incluso según la Airef, Navarra habría sido una de las comunidades más dinámicas en el inicio de 2019, con un crecimiento cercano al 1% en el primer trimestre que el Gobierno de Navarra reduce al 0,8%. La buena marcha de las exportaciones, con Volkswagen Navarra acelerando su ritmo productivo con el lanzamiento del segundo modelo, estaría detrás del buen arranque de año.

industria

El reto de la innovación

Exportaciones al alza

Porque la industria, con la automoción como mayor generador de valor y la agroalimentación liderando ya el empleo, sigue siendo el sector más robusto de Navarra, bien es cierto que con algunas debilidades cuya corrección no se antoja fácil. Su peso respecto al PIB se mantiene en el 29% -se trata de la comunidad con la tasa más elevada- y si para Navarra fue un sostén durante los años más duros, en el momento de la recuperación ha aportado estabilidad.

De todo el sector, la factoría de Volkswagen sigue luciendo en un entorno competitivo como ninguno y atraviesa uno de los periodos de mayor estabilidad de su historia. Durante los últimos cuatro años, se han ejecutado cientos de millones de euros en inversiones, ha recibido la adjudicación de un segundo modelo -en estos momentos, de la línea de montaje salen de forma indistinta T-Cross y Polos- y se han puesto las bases para rejuvenecer una plantilla directa que en estos momentos roza las 5.000 personas.

Por supuesto, no solo VW ha respondido. El resto del sector del auto ha incrementado estos años su facturación y su empleo, al igual que la agroindustria, convertida además en una pequeña potencia exportadora. En la última década ha duplicado sus ventas al exterior y ha ayudado a mantener a Navarra como la comunidad con el saldo exportador más favorable: en 2018, las ventas al exterior desde Navarra superaron por primera vez los 9.000 millones de euros y en los dos primeros meses de 2019 crecían a un ritmo del 8%. Durante los últimos cuatro años, han aumentado un 10,36%, frente al 17% estatal.

La otra pata del crecimiento ha sido el consumo interno, especialmente dinámico en los últimos cuatro años, de la mano de la recuperación del empleo. La mejoría -intensísima en 2015 y 2016- se amortiguó en 2017 y 2018, pero se mantuvo en tasas próximas al 3%, casi un punto más que la media española lo que parece indicar que los consumidores navarros mantienen la confianza en el rumbo de la economía. A ello ha contribuido, sin duda, la inyección de dinero extra que trae el turismo: Navarra recibe hoy casi 1,5 millones de viajeros al año, unos 200.000 más que en 2015.

Pero en el trayecto económico de los últimos cuatro años no todo han sido luces, ni mucho menos. Además de los peajes que impuso la crisis (desempleo, recortes salariales y sociales), existen tendencias de fondo mucho más preocupantes, que arrancan hace ya años y que ni mucho menos se han revertido. Así, en el ranking de las 220 regiones más innovadoras de Europa, Navarra ha retrocedido 15 posiciones desde 2009, hasta el puesto 120, un descenso que tiene que ver con el escaso gasto en I+D+i en términos comparables (la crisis lo hizo descender del 2,1% al 1,7% del PIB) y que resulta trascendental en una economía moderna. Para una región como Navarra, la competitividad no puede pasar ya solo por una industria manufacturera que emplea tecnología adquirida y fábrica bien a bajo coste. El futuro va por otro camino, el de la innovación.

Y ahí los distintos informes apuntan a que no solo la inversión total en I+D se encuentra por debajo de los objetivos de la Unión Europea (3%), sino que las cifras son especialmente reducidas en lo que tiene que ver con innovación en procesos, marketing y organización del trabajo interno. Navarra cuenta con poco más 400 empresas con actividad innovadora ( menos de 1% del total). Los datos muestran que, pese a quedar bien retratada en la comparativa regional -solo Madrid y la Comunidad Autónoma Vasca la superan-, se hacen cosas, pero no suficientes. El nuevo Gobierno ha duplicado ampliamente su presupuesto en Innovación (de 13,7 millones en 2015 a 36,18 en 2018) y ha blindado por Ley la inversión mediante la Ley Foral de Ciencia y Tecnología.

Todo será necesario para desarrollar tejido innovador propio y lograr que las pymes se conviertan en empresas más grandes, relevantes no solo regionalmente, sino a nivel nacional e internacional. Viscofan es el único campeón mundial con el que cuenta Navarra, que ha visto cómo en los últimos años las dos joyas del sector eólico cambiaban de manos: Acciona pasaba a formar parte de Nordex y Gamesa era adquirida por Siemens, con lo que el alejamiento de los centros de decisión, una de los principales motivos de preocupación para una comunidad tan pequeña como Navarra, se mantiene.

Turismo. La imagen de los turistas paseando por Pamplona o por otras muchas zonas de Navarra se ha convertido en algo habitual. En el último año, casi 1,5 millones de personas visitaron la comunidad. Exprimir estas visitas, lograr que los visitantes permanezcan más días -la cifra es muy baja- y dejen más dinero es el objetivo del Plan Estratégico de Turismo que contemplaba, 17,2 millones de euros en inversión pública.

Comercio. Uno de los sectores más golpeados, primero por la crisis y posteriormente por el cambio de hábitos, cuenta también con un plan de impulso 2018-2020 que busca mejorar la competitividad y cuenta con 4,85 millones de presupuesto.

17,5

millones invertidos

Sodena cerró 2018 con 17,5 millones invertidos, frente a los 27,5 de 2017 y los apenas 16,7 de 2011.

23%

La renta per capita en Navarra es un 23% más elevada que la media española. Es la menor diferencia de las últimas dos décadas.

10%

Crece la construcción

Se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos, con un crecimiento en el valor por encima de las dos cifras, y con una creación de empleo que ha hecho que empiece a escasear la mano de obra.