Bruselas - La red en los aledaños de la sala donde estaban reunidos los 28 líderes de Estado y de Gobierno europeos estaba cortada. Las instrucciones eran claras: nada de teléfonos móviles ni dispositivos en la sala de negociación para evitar filtraciones. El silencio hermético se ha trasladado a todos los rincones de la cumbre informal de este martes. La cita tenía por objetivo poner el termómetro a los Estados miembros para medir el margen de acción en la arquitectura del próximo liderazgo de la UE. Es decir, sentar las bases para la que puede ser la madre de todas las cumbres: la del 21 y 22 de junio, de la que deberían salir los nombres de los próximos líderes de la Comisión, el Consejo, el Parlamento Europeo y el Alto Representante de Exteriores. Aunque varias delegaciones han mostrado su disposición a prorrogar esta decisión más allá de esta fecha, España pisa el acelerador para que la cúpula comunitaria quede conformada para el primer Pleno de Estrasburgo que arranca el 2 de julio.

Así las cosas, pocas han sido las sorpresas de la cumbre informal de este martes y algo menos la información que ha salido de ella. “La clave de la cita es recabar la información más precisa posible sobre las prioridades de cada país, no sobre los nombres. Se trata de analizar los equilibrios, procedimientos y no eliminar a nadie”, señala una alta fuente comunitaria en referencia a quiénes ocuparán el próximo lustro los cargos principales de la Unión Europea.

La idea de Donald Tusk, presidente del Consejo, era medir las sensibilidades de cada uno de los Estados miembros y, aunque no lo asuma públicamente, dar portazo al sistema de spitzenkandidaten, según el cual el presidente de la Comisión Europea sería designado por el Parlamento Europeo. El trono del Berlaymont es el puesto más codiciado y el procedimiento para su elección amenaza con desatar espinas intrainstitucionales. En la rueda de prensa posterior a la reunión de líderes europeos, el polaco ha señalado que “no puede haber automatismos” en referencia al modelo propuesto por el Parlamento Europeo para designar al futuro jefe del Ejecutivo comunitario. “El Consejo seguirá asumiendo el rol de designar al presidente de la Comisión”, ha concluido Tusk, quien también ha incidido en que no desea un choque entre ambas instituciones y que una mayoría en el hemiciclo será necesaria para designar al sucesor de Jean-Claude Juncker, tal y como ha recordado Antonio Tajani, presidente de la Eurocámara, esta misma mañana. El ex primer ministro de Polonia aspira a “ofrecer claridad en el mes de junio”, pero ha recalcado que la cita de ayer era “simplemente para hablar del proceso, no ha habido nombres”. El plan de Tusk pasa por diseñar unos altos puestos de la UE que respondan a un equilibrio entre las diferentes fuerzas políticas representadas en Estrasburgo y también a un criterio geográfico. Otro de sus objetivos es que al menos “dos mujeres” ocupen algunos de estos puestos y aseguraba sentir “un apoyo de la mayoría a favor”.