Poco dada a los jueguecitos retóricos o las escenificaciones innecesarias, seguro que la propia María Chivite agradeció que su investidura como presidenta fuese un acto sencillo, bastante austero, que no duró ni 45 minutos y en el que la mayor parte de los invitados fueron familiares o amigos. Fue, un poco, como estar en casa, en la celebración de un día grande que la familia socialista ha esperado 23 años.

Nadie se pasó con los discursos y la ceremonia fue precisa, para desahogar, también con un punto de simbolismo: si la presidenta es cirbonera, el Orfeón Pamplonés arranca con Herribehera, de Benito Lertxundi, el homenaje al sur en ese euskera con ritmo de jota que algunos han dado en llamar bardenero. Y si esta es una tierra plural, que es lo que flotó en el ambiente del atrio del Parlamento -no sólo en el discurso de Chivite, sino también en el aurresku del Duguna Dantza Taldea-, hubo que cerrar con El Roncalés, el zortziko donde se habla de vasco-navarros y jardines españoles. Si esto no es pluralidad...

Eso pudo pensar la cirbonera familia de María Chivite, abundantísima en primos, parientes y allegados -la ya presidenta siempre cuenta que tienen problemas para entrar todos en Navidad- y que ocupó muchas de las sillas en el atrio. Estuvo Miguel Mangado, pareja de la presidenta, y los dos hijos de ambos: Mara, de 8 años, y Mateo, de 4. También estuvieron los padres de su pareja, Nieves y Pedro, exalcalde de Sesma; y los padres de Chivite, Jesús y Mila, además de los cuatro hermanos de la líder socialista, todos chicos: Carlos, Pablo, Borja y Iosu.

Pero no sólo la familia de sangre tenía motivos para celebrar: también la política, la socialista, con contemporáneos e históricos. Estaban, claro, todos los de ahora: aparte de todos los consejeros socialistas, de varios alcaldes -Jesusmari Rodríguez de Ribaforada, Yolanda González de Viana...- y de José Luis Ábalos y Luis Planas, los ministros padrinos; Santos Cerdán, quizá el mayor responsable de que el acto de ayer se celebrase con Chivite como protagonista, encabezó una delegación en la que también estuvieron José Luis Arasti -delegado del Gobierno en Navarra-, Toni Magdaleno -senador-, o Conchi Ruiz -diputada-. El presidente de las Cortes de La Rioja, el también socialista Jesús María García, estuvo en primera fila, al lado de Iñigo Urkullu y Gloria Elizo, vicepresidenta del Congreso. Pero también hubo espacio para socialistas históricos, ya diseminados en la sala: Elena Torres, expresidenta del Parlamento -como Javier Gómara y Alberto Catalán-, se fotografió con varios consejeros actuales. Javier Moscoso del Prado, ministro con González y padre del exdiputado Juan Moscoso, estuvo acompañado por su mujer, Pilar Hernández. Pero quizá el que más miradas acaparó fue Fernando Puras. Ayer, Chivite consumó lo que él no pudo hacer en 2007. La política es así.

También hubo de otras familias políticas. Juan Cruz Alli fue el único expresidente en la sala, además de las cabezas de merindad: Enrique Maya, alcalde de Pamplona; Zeus Pérez, teniente de alcalde de Tudela; Lucía Echegoyen, primera edil de Sangüesa; y Maite Garbayo, alcaldesa de Olite, acompañaron a otros representantes del ámbito municipal, como Pablo Azcona -presidente de la FNMC- o Javier Ollo, alcalde de Alsasua.

todas las instituciones Y luego estuvieron los de siempre: ese pack de representantes institucionales navarros que lo mismo abren el curso de la UPNA que reciben al rey Felipe VI o acuden a una investidura: por un lado, Javier Enériz, eterno Defensor del Pueblo -lleva seis años en funciones-; Alfredo Irujo, presidente del Consejo de Navarra; Francisco Javier Pueyo, presidente del TSJN; Ana Carmen Arboniés, teniente fiscal del TSJN; Esther Erice, presidenta de la Audiencia Provincial de Navarra; o José Luis Beltrán, presidente del Consejo de Transparencia. También la parcela sindical y laboral, con Jesús Santos, de la UGT; Chechu Rodríguez, de CCOO; Imanol Ibero, de EHNE; y Carlos Fernández, de la CEN; la universitaria, con Martín Larraza, vicerrector de la UPNA; María Iraburu, vicerrectora de la Universidad de Navarra; y Carmen Jusué, rectora de la UNED; y la policial y militar, con Francisco López, jefe de la Policía Nacional; José Santiago Martín, coronel de la Guardia Civil; y Manuel González, delegado de Defensa.

Y, por último, una mezcla entre representantes del tercer sector y diferentes ámbitos de la sociedad civil. Ricardo Hernández, de Gaz Kaló, acompañó a Mariluz Sanz, de Cermi, que a su vez coincidió con Celia Pinedo, de la Coordinadora de ONGs, Marta Urdánoz y José San Martín, de Cruz Roja; Helena Gallego, de Anfas; Maider Gabilondo, de Unicef; y Javier Miranda, de la Fundación Caja Navarra.