Foronda - Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu pusieron las pilas a la multitudinaria militancia que se reunió ayer el Alderdi Eguna a la que urgió a no quedarse en casa y acudir a las urnas el 10 de noviembre a pesar del hastío provocado por la incapacidad de los líderes políticos. El presidente del PNV y el lehendakari apremiaron a los suyos a canalizar a través del voto ese hartazgo por el bloqueo político español de los últimos años que ha forzado la repetición electoral y presentaron a su partido como la vitamina contra el “desgobierno y la inestabilidad” en la que está sumida la política en Madrid.

Las campas de Foronda fueron un año más el escenario para el hermanamiento de la militancia del PNV, pero en el acto político Ortuzar y Urkullu aparcaron la algarabía y cargaron munición para arengar a la concurrencia y arremeter contra la incapacidad de los líderes de los partidos estatales para arrancar un gobierno en un contexto político y económico muy complicado.

El burukide jeltzale arrancó los primeros aplausos con un capotazo marca de la casa: “Me suele hacer gracia cuando la oposición aquí nos dice que no nos subamos a la parra presumiendo de cómo van las cosas en Euskadi. Claro que Euskadi no es una isla; Euskadi, lo que es, es la leche”.

A renglón seguido llegó el estoque: “Para que el PNV pueda apuntarse tantos no les importa deformar la realidad, incluso hacer daño a la imagen de nuestro país, pero frente a esos agoreros nos sentimos orgullosos y orgullosas de hasta dónde hemos llegado y lo decimos a los cuatro vientos”.

Frente a la “antipolítica” que a menudo se proyecta desde Madrid, Ortuzar opuso la política de verdad porque “donde no hay política hay dictadura y populismo”. En su discurso reivindicó la política y las personas que se dedican al servicio público y trató de disuadir a los presentes de caer en la abstención por el hastío y el hartazgo con las investiduras fallidas y las repeticiones electorales. “La abstención favorece a los que han hecho mal las cosas o a los que casi siempre han mandado en Madrid. El cabreo vasco exige voto vasco. El cabreo abertzale debe convertirse en voto abertzale”.

Tras criticar la “incapacidad tremenda” en Madrid para dialogar, negociar y acordar la formación de un gobierno, Ortuzar calificó de “bochornoso” todo lo acontecido en los últimos meses y años y contrapuso el vodevil español con la respuesta en las urnas de la sociedad vasca en las elecciones generales del pasado 28 de abril. “Demostramos que Euskadi es políticamente diferente. El 10 de noviembre volvamos a hacerlo. Mandemos una señal clara, nítida, fuerte, de que Euskadi es otra cosa y de que quiere otras cosas”, subrayó ya enfundado en el traje de campaña electoral.

Urkullu subió al estrado con un traje más institucional, aunque sin chaqueta, lo que auguraba una intervención más crítica que cuando se ata los botones. Hizo un alegato en favor de la “política útil” que desarrolla el PNV al servicio de la economía, el empleo y los servicios públicos, así como para la denominada “agenda vasca”, tanto en las instituciones vascas como en el Congreso de los Diputados y el Senado frente al “desgobierno” y la “inestabilidad” política en el Estado español, al que acusó de “incumplir” el Estatuto de Autonomía vasco de 1979. Asimismo, y apelando al concepto de “más nación vasca en Europa”, subrayó la necesidad de que Euskadi profundice en su autogobierno para seguir mejorando en materia económica y social.

El lehendakari también se refirió al Estatuto de Gernika, del que recordó que, 40 años después, aún “no está cumplido” en su integridad, puesto que no se han transferido a Euskadi todas las competencias reconocidas en dicha norma.

En referencia al acuerdo sobre los traspasos competenciales pendientes alcanzado con el Gobierno español a principios de este año, destacó que el Gobierno vasco logró que el Ejecutivo español “asuma la deuda pendiente con el autogobierno reconocido”. En todo caso, afirmó que el PNV seguirá reclamando el cumplimiento íntegro del Estatuto. El lehendakari reconoció que el pacto estatutario alcanzado en 1979 “fue la opción acertada” y se mostró partidario de seguir avanzando para lograr “más autogobierno y más nación vasca en Europa”.

Ortuzar también miró por el retrovisor para recordar el Alderdi Eguna de 1979, en el que la izquierda abertzale trató de boicotear la jornada festiva. “En Aixerrota se hizo campaña por el nuevo Estatuto. Ahora estamos alumbrando un Nuevo Estatus. Adivinábamos ya que íbamos a recuperar nuestras instituciones, que pronto volvería el lehendakari Leizaola. Hoy esas instituciones están más fuertes que nunca. Y el lehendakari está en Ajuria Enea”. El burukide jeltzale instó a proteger y cerrar filas en torno al autogobierno vasco, “poner pie en pared contra quienes quieren volver al pasado, contra quienes por envidia quieren quitarnos lo que es nuestro”.

soberanía vasca El lehendakari también tuvo un recuerdo para los abertzales como los lehendakaris Agirre y Leizaola que “acertaron en cada encrucijada” en la construcción del pueblo vasco. “Apostaron por regresar, rechazar el empleo de la violencia, asumir las vías pacíficas y democráticas, por ponerse manos a la obra en el camino de la recuperación gradual de nuestra soberanía y la construcción de Euskadi en el día a día. Tomaron la decisión acertada”, subrayó Urkullu, en referencia a la reivindicación de los derechos históricos, la defensa del Concierto económico, el impulso de la economía y la industria vascas, la cultura vasca y el euskera, y la proyección internacional de Euskadi.

Entre los invitados que asistieron a la celebración anual del PNV destacaron el presidente de Córcega, Gilles Simeoni y el presidente de la democracia cristiana americana, Juan Carlos Latorre. Asimismo acudieron a este acto festivo una delegación del PDeCAT encabezada por su presidente, David Bonvehí, otra de Units per Avançar, formación heredera de la extinta Unió Democrática, liderada por su secretario general, Ramón Espadaler, y representantes de Coalición Canaria, Democrates Valencians y Compromiso por Galicia.