Pamplona - "No se va a romper España y ni se va a romper la Constitución", dijo Pedro Sánchez nada más subir a la tribuna a defender su investidura como presidente del Gobierno de España, lo que da una muestra del ambiente bronco, hostil y destructivo que tenía ayer enfrente el candidato socialista, que incluso tuvo que recordar al inicio que "el PSOE es un partido español formado por compatriotas". Algo que no hizo mella en un candidato que por cuarta vez se sometía al escrutinio de un Congreso fragmentado e imprevisible, y que si nada se tuerce, -que tal y como están las cosas todavía puede pasar de todo-, el martes será elegido nuevo presidente del Gobierno.

La primera votación de hoy al mediodía dejará al candidato socialista con 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones. Entre ellas la de ERC, que pese a la interesada intervención de la Junta Electoral la tarde del viernes confirmó que mantiene su posición y facilitará la investidura del candidato socialista, abriendo paso a un escenario inédito en la política española. Con el primer Gobierno de coalición en la etapa democrática sostenido por un abanico de partidos de izquierdas y soberanistas que augura una gobernabilidad compleja y complicada. Pero que el PSOE ha decidido encarar de forma convencida consciente de que solo mediante un diálogo sincero y un programa marcadamente de progresista podrá lograr la estabilidad los próximos cuatro años ante una derecha que ayer no escatimó en calificativos que muchas veces rozaron el insulto.

Sabía Sánchez lo que iba a tener en frente, así que fue directamente al grano. Denunció las falsas profecías apocalípticas en las que la derecha de PP, Ciudadanos y Vox insistiría después, y vaticinó lo que vendrá el próximo martes. "Aquí lo que se va a romper es el bloqueo al Gobierno progresista elegido democráticamente por los españoles", reprochó. Porque en el fondo, recordó Sánchez, lo que a la derecha le preocupa no la desaparición de España, sino su incapacidad para recuperar el poder. Aun a costa de llevar el país al bloqueo. "Si son sentidos sus peores presagios no se entiende que no muevan un dedo para evitarlos", ironizó.

Patriotismo social El candidato socialista desgranó así punto por punto las líneas generales del programa de Gobierno pactado por el PSOE y Unidas Podemos. Un conjunto de reformas sociales, algunas simbólicas y otras de calado, que dibujan una línea claramente social y progresista para los próximos años. Sánchez anunció subidas del SMI y de las pensiones; la derogación (parcial) de la reforma laboral y de la LOMCE, medidas para el control del alquiler, aumento de impuestos para grandes empresas y rentas altas, y una apuesta por la laicidad del Estado que pasa por dejar de subvencionar los colegios que segreguen por sexo y recuperar los bienes indebidamente inmatriculados por la Iglesia.

Un programa cómodo para un candidato socialista, pero que difícilmente hubiera podido llevar a cabo sin el concurso -y la presión- de Unidas Podemos, su principal socio de la legislatura y fiel aliado durante el pleno de ayer. Lejos quedan ya los reproches y los desprecios de verano, cuando al hoy presidente en funciones le quitaba el sueño la presencia de Podemos en el Gobierno, y que ahora defiende como la coalición del "patriotismo social".

Sánchez encontró además la complicidad de Pablo Iglesias, que aprovechó su intervención para hacer de poli malo y replicar a los ataques que llegaban desde la bancada de la derecha. "Sí se puede, adelante presidente", espetó el líder de Unidas Podemos al candidato socialista, con quien dijo que será "un orgullo" compartir Gobierno. "Las cosas no salen a la primera", sostuvo Iglesias.

Será la acción del día a día quien dictamine si la cohabitación de PSOE y Podemos en el Consejo de Gobierno es una virtud o un problema, pero el candidato socialista lo asume ya como la mejor solución posible. Tal es así, que hasta ha acuñado un término para su nuevo Gabinete. "El proyecto de la coalición progresista está indisolublemente ligado a la libertad"; "Las señas de identidad de la coalición progresista, en primer lugar: valores, que serán progresistas; actitud dialogante; y método ejecutivo, activo y resuelto", avanzó.

Política y diálogo No era el Pedro Sánchez que en campaña prometía mano dura al soberanismo catalán, ni el que en abril coqueteó con las derechas en busca de una investidura lo más barata posible. Y no está claro si es por convicción o porque la repetición electoral le ha hecho ver que esta era la única vía posible. Pero el debate mostró un candidato socialista convencido en su apuesta política. Y con la mano abierta al diálogo para buscar mayorías lo largo de los próximos cuatro años.

Una oferta que centró especialmente en Catalunya como única vía para superar el "conflico político". Lo hizo con realismo ("No resolveremos súbitamente un problema larvado durante la última década) y con decisión ("Pero podemos empezar a resolverlo con templanza, generosidad, responsabilidad y empatía"). Consciente de que la apuesta, arriesgada, puede no salir bien. Pero de que es la única forma de superar un bucle cada vez más incontrolado. "Necesitamos recomenzar. Retomar el diálogo en el punto en el que los agravios comenzaron a acumularse. Retomar, en definitiva, la senda de la política dejando atrás la judicialización del conflicto", avanzó Sánchez ante los aspavientos de la derecha, molesta al ver a un candidato presidencial asumir que la justicia está politizada.

Es posible que a Sánchez no le quedara más remedio para garantizar la abstención de ERC. O puede que haya comprendido que este país lleva mucho tiempo gritando mucho y escuchando poco. Tampoco importa mucho ya. La realidad es que habrá un Gobierno de coalición progresista que apuesta por el diálogo para solucionar el conflicto catalán. Que lo consiga ya es otra cosa.

hoy, primera votación

Por un voto. El pleno se reanudará hoy a las 9 con EH Bildu, al que seguirán la CUP, Navarra Suma y Foro Asturias. Cerrará el turno el PSOE, Adriana Lastra, y después tendrá lugar la votación. Pedro Sánchez necesitará 176 votos, y todo indica que logrará 167 a favor (PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, NC, Teruel Existe y BNG), 165 en contra (PP, Vox, Cs, JxCat, UPN, CUP, PRC, Foro y CC), y 18 abstenciones (ERC y EH Bildu). Esta mayoría simple será suficiente en la segunda votación del martes, pero si un voto pasa del al no Sánchez perdería la investidura. - I.F.