pamplona - El hemiciclo retumbó por la explosión de euforia que se desató en los escaños socialistas y de Unidas Podemos cuando al filo de las dos y media de la tarde la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunciaba a la Cámara el resultado de la ajustada votación que ha investido presidente a Pedro Sánchez. Un grito casi unísono de los 167 diputados que han despojado al líder socialista de su condición de presidente “en funciones” y lo han metido en la historia de España por ser el primero investido gracias a un Gobierno de coalición.

Los aplausos y el estruendoso alborozo impidieran que se escuchara a Batet anunciar que comunicaría al rey que el candidato propuesto por él mismo había logrado la confianza de la Cámara. Una catarsis parlamentaria se desató en ese momento al soltar por la espita de los 167 síes todas las incertidumbres de un largo proceso negociador no exento de aristas hasta el último minuto. La investidura más ajustada de la democracia dejó imágenes casi nunca vistas en el hemiciclo del Congreso. Desde el llanto emocionado de Pablo Iglesias, a la larguísima cola que formaron los 120 diputados del PSOE para felicitar, uno a uno, al presidente, Pedro Sánchez.

De todos modos, el primero en acudir al escaño del ahora ya sí presidente del Gobierno en plenas facultadas y no en funciones fue el presidente del PP, Pablo Casado. Como corresponde a los usos y costumbres y a la casi olvidada cortesía parlamentaria, Casado se levantó de su asiento nada más conocerse el resultado de la votación y se acercó a Sánchez. Un saludo frío y algo protocolario, pero que nunca ha faltado en una investidura. El líder del segundo partido de la Cámara felicita al nuevo presidente. A partir de ahí, comienza la labor de oposición.

La otra imagen que dejó la tercera y última jornada del debate de investidura fue el llanto incontenible de Pablo Iglesias. Justo después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, proclamara la investidura de Sánchez, el líder de Podemos se abrazaba a sus compañeros y gritaba con ellos “sí se puede”. Una consigna que ha acompañado a Podemos desde su salto a la política, pero que después de algunos fracasos y contratiempos parecía abocada al olvido.

En Podemos todo eran risas, besos, palmadas en la espalda y gestos de alegría. Tras abrazarse a Sánchez, el tercer abrazo en menos de dos meses, Iglesias se dirigía a Pablo Echenique, uno de los fontaneros del acuerdo con el PSOE. El saludo entre el líder de Podemos y uno de sus más firmes apoyos en la dirección del partido acababa con un Pablo Iglesias que no podía contener el llanto.

Con el gesto congestionado y frotándose las lágrimas de los ojos, Iglesias, vicepresidente del Gobierno in pectore, volvía a su escaño y se abrazaba también a su compañera Irene Montero, que también ocupará un puesto en el nuevo gabinete de Sánchez.

De todos modos, el momento más emotivo de la jornada lo ha protagonizado, muy a su pesar, la diputada del grupo de Unidas Podemos Aina Vidal. Enferma de un cáncer, que ella misma ha calificado de “extendido y muy agresivo”, la joven diputada no faltó a la votación definitiva para apoyar la investidura de Sánchez. El domingo, en la primera votación, no pudo acudir por su enfermedad, pero prometió que el martes acudiría como es su obligación al Congreso, evitando así, cualquier posibilidad de que la investidura no saliera adelante.

Diputados de todos los partidos se acercaron hasta su escaño para darle ánimos en esta dura batalla contra el cáncer. Emocionada y con lágrimas en los ojos, recibió en su escaño un ramo de flores de sus compañeros de grupo, mientras el Congreso aplaudía, salvo la bancada de Vox. El único aplauso casi unánime de una bronca investidura en un Congreso partido en dos como evidenciaron dos gestos politicos.

Durante la mayor parte de su intervención del líder del partido de extrema derecha, Sánchez se dedicó a consultar su móvil con carcasa roja, mientras los de JxCAT se marchaban del hemiciclo, al igual que el diputado de Podemos Rafael Mayoral. Luego fueron los 52 diputados de Vox los que optaron por la evacuación cuando el portavoz de EH Bildu Oskar Matute subió a la tribuna de oradores. Lo han hecho muy disciplinada y ordenadamente, para retornar del mismo modo cuando terminó.

Costó vaciar el hemiciclo, pero, cuando todos se han marchado, en la sala todavía resonaban unas palabras del portavoz del PNV, Aitor Esteban: “Lo verdaderamente difícil empieza mañana”. - D.N.