Pamplona - El Gobierno de España retomó el pasado año la inversión en el corredor navarro de alta velocidad, pero a un ritmo presupuestario muy lento teniendo en cuenta la dimensión de la obra. A falta de cerrar formalmente el ejercicio, el Ministerio de Fomento destinó al tramo entre Villafranca y Tafalla en torno a 24 millones, muy cerca de los 26 asignados para todo el año en los presupuestos de 2019. Pero muy lejos de los cerca de 3.000 millones que va a costar, si finalmente se construye, todo el corredor ferroviario que debe conectar Zaragoza con la Y vasca, y que tiene la mayor parte de sus tramos en fase de estudio.

La del TAV navarro es una historia de muchas promesas incumplidas. La última, la del acuerdo presupuestario firmado por UPN y PP en 2017, que prometía una inversión de 2.523 millones en seis años, de forma que el nuevo trazado entraría en vigor en 2023. Una fecha que hoy se admite como imposible para un proyecto que sigue sin plazo real de finalización, y que ha retomado las inversiones a un ritmo lento

El TAV quedó paralizado 2013 sin que el Estado devolviera en su totalidad el dinero adelantado por Navarra. De hecho, el gasto aprobado en los presupuestos siempre quedó en una ejecución mínima. En 2015 la inversión fue de apenas 9 millones, cuando los presupuestos contemplaban 36. La misma cifra quedó prorrogada para 2016 y no hubo ninguna aportación. En 2017, tras varios años de retraso, el Gobierno de Rajoy accedió tras un acuerdo con UPN a devolver los 45 millones que tenía pendientes, pero que fueron una transferencia más que una inversión real.

Se acordó entonces retomar la obra allí donde fuera posible. Aunque con más escenificación política que compromiso real en una obra que depende de Madrid, pero cuyo retraso se ha tratado de atribuir al Gobierno de Navarra, fundamentalmente en la pasada legislatura. El problema ha sido que los trámites administrativos también estaban paralizados, y ha costado varios años llegar al punto de inversión en obra.

Es el caso del tramo entre Villafranca y Tafalla, retomado a mediados de 2018. Es sin embargo el único en el que se pueden avanzar unas obras que no tienen continuidad ni hacia el norte ni hacia el sur. Y que siguen pendientes de decisiones importantes cómo por dónde se va hacer la conexión con la Y vasca, qué solución se va a dar a la estación de Pamplona o cuándo y de qué forma se hará la conexión hacia Madrid con Zaragoza. Argumentos de alto coste presupuestario que van a requerir de algo más que buenas palabras.

Superado el ciclo electoral, y con el nuevo Gobierno de España ya en marcha, este año debería ser clave para desatascar algunos aspectos importantes del corredor, como los estudios informativos del tramo Castejón-Zaragoza y de la estación de Pamplona, así como el lugar por donde se realizará finalmente la conexión con la Y vasca, ya sea Vitoria, como proponía el Gobierno del PP, o por Ezkio, como reclama el Gobierno de Navarra. Entre tanto, la previsión es que los presupuestos del Estado para este año, si finalmente ven la luz en verano, mantengan el ritmo de inversión del último ejercicio. Lejos de los más de 200 millones anuales que la obra debía recibir para estar finalizada en el plazo anunciado. Y que, desde luego, ya no será 2023 como prometió el ministro popular Íñigo de la Serna, hoy ya retirado de la política activa.

Inversión en Navarra

Presupuesto para el TAV

AÑO - Previsión - Inversión real

2015: 36 - 9,1

2016: 36 - 0

2017: 45 - 45*

2018: 26,6 - 7,9

2019: 26,6 - 24**

*Dinero adelantado por Navarra **Estimación provisional