Las fuerzas de seguridad griegas emplearon ayer gases lacrimógenos y cañones de agua para repeler un intento por parte de varios grupos de migrantes, que lanzaron artefactos incendiarios, de cruzar la valla fronteriza con Turquía. Los incidentes se han convertido en rutinarios durante las dos últimas semanas junto al paso fronterizo Kastanies-Pazarkule, en el extremo más al norte de los 200 kilómetros de frontera terrestre entre Grecia y Turquía. En Atenas, un portavoz del Gobierno, Stelios Petsas, reiteró la acusación de que Turquía está explotando a los migrantes para sacar adelante sus demandas a la Unión Europea.