- Nunca un primer curso fue tan duro. El Parlamento de Navarra se ha ido al verano tras un ejercicio frenético e inverosímil, en el que no han parado de pasar cosas nuevas: desde el primer Gobierno de progreso liderado por el PSN y al margen de la derecha; hasta los primeros Presupuestos aprobados con una minoría mayoritaria de izquierdas -con la abstención de EH Bildu-; y una pandemia horrible que consiguió la unidad de acción de los grupos políticos navarros, al menos en los meses más crudos de emergencia. Un curso histórico por la nueva combinación de fuerzas, menos intenso que otros desde el punto de vista de la actividad -salvo la del Plan Reactivar Navarra-Nafarroa Suspertu, sin comisiones especiales como otros años- y cuyo traumático final distorsiona todo el trabajo anterior.

El curso ha tenido "dos puntos de inflexión" para Bakartxo Ruiz, portavoz de EH Bildu. Por supuesto la pandemia, con cuya gestión los soberanistas han sido críticos por su "seguidismo" al Estado. El segundo hito fue la negociación presupuestaria, de la que Ruiz valora el mero hecho de que haya tenido lugar. Los Presupuestos, aprobados el 27 de febrero con los votos a favor de PSN, Geroa Bai y Podemos; el rechazo de Navarra Suma; y las abstenciones clave de EH Bildu, además de la de I-E, culminaron un proceso negociador largo. Arrancó en diciembre y generó mucha polvareda, sobre todo entre la derecha, que intentó aprovechar el episodio para fragmentar al Ejecutivo. En lugar de hacer una propuesta a Chivite, que se había abierto a sentarse tanto con Navarra Suma como con EH Bildu, Esparza se autoexcluyó entre declaraciones altisonantes y el Gobierno entendió que si quería Presupuestos tenía que mirar a la izquierda. Salió bien, porque el debate se centró en cuestiones programáticas en las que varios partidos de sensibilidad izquierdista se pusieron de acuerdo. Es un hito histórico que en su momento se interpretó como la consolidación de una fórmula, pero la pandemia ha venido para cuestionarlo todo. Ahora, comenta Ruiz, lo importante va a ser ver la actitud del PSN en la reconstrucción: si opta por "reincidir en errores pasados como los recortes" o si se decanta "por mayorías sociales".

Precisamente, lo que más destaca Ramón Alzórriz, portavoz del PSN, del curso que recién termina es la capacidad de diálogo. "Se ha pasado de una minoría a una mayoría política y también social, gracias al diálogo", destaca. Algo que, cree, ha "asimilado bien" la sociedad, que al mismo tiempo que aquí se veían "acuerdos en temas fundamentales" veía en Madrid "el barro y la gresca". "Pero ha sido mucho ruido y pocas nueces", reflexiona. "Toda la bronca y la escenificación se ha diluido en acuerdos. Las broncas han sido teatralizaciones por necesidades políticas de algunos", concluye, en clara referencia a Navarra Suma.

Curso histórico a juicio de Uxue Barkos (Geroa Bai) en la medida en la que ha sido la confirmación de la "ruptura del bipartidismo". Al margen de que la pandemia ha obligado al Gobierno a ponerse al frente y tomar "cantidad de decisiones en tiempo récord" en las que el Parlamento "ha acompañado", Barkos destaca la nueva relación de fuerzas y el hecho de que se haya puesto en marcha un Ejecutivo de coalición, que ha obligado a los partidos a adaptarse a la realidad y buscar acuerdos "que concilien a la mayoría". Algo que no ha gustado a Navarra Suma, "a quien le molesta que otros grupos hagan mayorías al margen de ellos".

"Muy atípico". Esa definición es la que hace Marisa de Simón, de Izquierda-Ezkerra, del año parlamentario que recién acaba. Valora la capacidad para unirse "cuando ha sido necesario tomar medidas de urgencia" con motivo del coronavirus, y considera que ha habido "luces y sombras". Las luces, las que brillan alrededor del acuerdo programático, que en cierta manera "ata" al PSN a seguir determinada ruta. Las sombras sobre todo tienen que ver con lo que se ha visto ya en materia de fiscalidad, ya que "el PSN no la quiere tocar", aunque De Simón está convencida de que "no hay otro remedio". "Los he visto un poquito tibios", resume. Mikel Buil, de Podemos, se queda con la demostrada capacidad de llegar a consensos sociales, y celebra que haya sido un curso "menos identitario", en el que no ha habido tanto debate en torno a las banderas.

Una visión diferente ofrece Javier Esparza, de Navarra Suma, que cree que este año ha servido para ver al PSN "haciendo las mismas políticas nacionalistas de la legislatura anterior". "No hay diferencia entre Chivite, Barkos y Araiz", resume, poco antes de criticar que se les haya arrinconado rechanzándoles el trámite de propuestas. "Es evidente que el comportamiento de unos y otros ha sido muy diferente".

Temas 'enterrados'. La avalancha del coronavirus ha sido tan bestial que ha borrado el recuerdo de debates que también se han producido este año. Uno de los primeros, el del IRPF de maternidad, que se resolvió con un sistema de deducciones progresivas. También sorprende que, después de la trascendencia que tuvo el debate la legislatura pasada -la derecha llegó a organizar una manifestación-, la aprobación de una ley de Símbolos bastante plana y sin las multas que quería Navarra Suma por colocar la ikurriña pasase sin pena ni gloria. Y, por último, también se produjo la eliminación del complemento del 25% que recibían los funcionarios que habían pasado por altos cargos de Gobierno.

"El PSN está haciendo las mismas políticas nacionalistas de la legislatura anterior"

Portavoz de Navarra Suma

"Todas las broncas se han producido por las necesidades políticas de algunos"

Portavoz del PSN

"El PSN tiene que elegir si cae en errores como los recortes o se apoya en la mayoría social"

Portavoz de EH Bildu

"El Gobierno de coalición obliga a buscar acuerdos que concilien a la mayoría"

Portavoz de Geroa Bai

"He visto al PSN tibio en fiscalidad, y en la parte empresarial se nota la mano del PNV"

Portavoz de I-E