- Las devastadoras inundaciones en Alemania han colocado la crisis climática en el primer plano a dos meses de las elecciones generales que dirán adiós a los 16 años de liderazgo de Angela Merkel. Tal vez la única imagen positiva en el panorama de casas destruidas, vecinos que lo han perdido todo y alcaldes luchando con las lágrimas lo dio la propia Merkel, el pasado domingo, tomando del brazo a la jefa del Gobierno regional de Renania Palatinado, Malu Dreyer. La canciller conservadora visitaba uno de los puntos álgidos de la tragedia, hermanada con la líder socialdemócrata del Land. El gesto se viralizó como expresión de cohesión y empatía, de la líder nacional a la regional, de movilidad reducida porque sufre esclerosis múltiple. Juntas recorrieron la zona, hablaron con voluntarios, bomberos y soldados y alertaron sobre la emergencia climática.

La visita de Merkel actuó de bálsamo anímico para la población. Pero no le corresponde materializar la reactivación de la lucha medioambiental, ya que dejará el poder tras los comicios del 26 de septiembre.

Lo hará sin haber consumado la transición energética precipitada en 2011 tras otra catástrofe -la de la central japonesa de Fukushima- que le hizo retomar el plan de abandono de la energía atómica aprobado por su predecesor, Gerhard Schröder.

En la recta final de su cuarto mandato -y a instancias del Tribunal Constitucional- su Gobierno aprobó un plan para lograr la neutralidad climática en 2045. Pero su ejecución práctica queda para sus sucesores.

Las catastróficas inundaciones eran una oportunidad de mostrar solidez al primer ministro del otro Land afectado, Renania del Norte Westfalia, Armin Laschet. Se impuso como candidato del bloque conservador a la Cancillería, pese a las dudas por su gestión errática frente a la pandemia.

En lugar de revalorizarse se apuntó otro lamparón, al viralizarse unas imágenes en las que aparecía riéndose en grupo mientras el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, expresaba desde ese Land su consternación por la catástrofe.

Laschet está además bajo las críticas de organizaciones medioambientales. Se le reprocha poco compromiso climático al frente del Land más poblado del país, donde un extrarradio enlaza con el siguiente.

Se ha modificado el discurrir natural de sus ríos, que en caso de crecida se desbordan, a lo que se suman las consecuencias del subsuelo poroso dejado por antiguas explotaciones mineras. Las crecidas remitieron en el oeste, pero la alerta se extendió a Baviera. Su líder regional, Markus Söder, quien compitió con Laschet por la candidatura conservadora, se presenta como un convencido ecologista. "Lo ocurrido es un grito de alerta. Debemos activar la defensa climática", afirmaba ayer en la televisión pública ARD.

También en ese canal público, la candidata de los Verdes, Annalena Baerbock, recordó que su partido sí lleva la lucha medioambiental en sus señas de identidad, sea ante catástrofes o cuando pasa la inminencia.

Baerbock abogó por centralizar los dispositivos de alarma frente a catástrofes naturales, en lugar de la situación actual, en que quedan bajo competencia regional.

La catástrofe debería reforzar a Baerbock, defensora de un ecologismo no radical y realista. Sin embargo, la candidata que en marzo lideró los sondeos de intención de voto, ha caído a un segundo lugar tras Laschet, en medio de una serie de traspiés, revelaciones de errores en su currículum y sospechas de plagio.

La situación podría favorecer al candidato socialdemócrata, el ministro de Finanzas y vicecanciller Olaf Scholz, hasta ahora tercero en los sondeos.Ha estado muy presente en la tragedia, sea junto a su correligionaria Dreyer o al bávaro Söder.

Le corresponde elaborar el paquete de ayuda rápida a los damnificados -unos 300 millones de euros- y también el que se destinará a la reconstrucción de infraestructuras -estimado en miles de millones de euros-.

Representa la vía centrista de la socialdemocracia e, indirectamente, el continuismo respecto a Merkel, pese a liderar el partido que compitió con los conservadores.

"Lo ocurrido con las inundaciones es un grito de alerta; hay que activar la defensa climática"

Primer ministro de Renania Westfalia