La canciller alemana, Angela Merkel, visitó ayer Rusia para tratar con el presidente Vladímir Putin la agenda bilateral e internacional con énfasis en Afganistán, Ucrania y Bielorrusia, en un encuentro que coincidió con el primer aniversario del ataque al opositor ruso Alexéi Navalni.

La canciller alemana reconoció las diferencias que le separan del presidente ruso: "Pese a que tenemos diferente opiniones, es bueno que dialoguemos. Tenemos cosas que hablar", dijo Merkel al comienzo de la reunión. "Me complace reunirnos una vez más, tal vez como visita de despedida, pero también como visita de trabajo aquí en el Kremlin", declaró la canciller.

Entre otros asuntos, Merkel mencionó las relaciones bilaterales, el estado de la sociedad civil en el país, Libia y Afganistán. Por su parte, Putin, que recibió a su homóloga alemana con un ramo de flores, destacó que Alemania es el segundo socio comercial de Rusia después de China. "También gracias a sus esfuerzos a lo largo de los pasados 16 años en calidad de canciller federal", explicó.

Pese al encuentro y las aparentes buenas relaciones entre ambos, la montaña rusa que han sido durante los últimos 16 años las relaciones entre el jefe del Kremlin y la canciller alemana llega a su fin sin que se aventure un final feliz. "Pese a todos los altibajos, Merkel ha aplicado el principio que le enseñó (el canciller alemán) Helmut Kohl de que sin Rusia no puede haber equilibrio en Europa", comentó Alexandr Baúnov, experto del Centro Carnegie de Moscú.

Con nadie ha coincidido Putin tantos años en el poder como con Merkel, posiblemente la dirigente europea con la que ha tenido una relación más franca, en parte porque el líder ruso habla alemán.

En septiembre de 2001, un año y medio después de llegar al Kremlin, Putin regresó a Dresde (Alemania), donde sirvió como agente del KGB en los últimos años de la Guerra Fría. Y demostró su dominio de la lengua de Goethe en un histórico discurso en el Bundestag, cámara baja del Parlamento alemán. "Causó una buena impresión. Alemania es el país más cercano y comprensible para Putin. Es un gran admirador del sistema económico alemán", explicó Baúnov.

Durante su estancia en la Alemania oriental aprendió muchas cosas que le sirvieron cuando cayó la Unión Soviética en 1991, además de un idioma que utiliza siempre que puede en sus reuniones con Merkel. "Para dos líderes mundiales es fundamental hablar sin intérprete. Putin es un germanófilo en el trono ruso", subraya.

Sus primeras reuniones tuvieron lugar a principios de siglo, cuando ella dirigía la Unión Cristianodemócrata (CDU) y demandaba el respeto de los derechos humanos en Chechenia (Rusia). En cambio, una vez se convirtió en candidata a canciller, ambos acordaron fortalecer la asociación estratégica entre Berlín y Moscú. Y Merkel lo demostró con hechos.

Desde 2005 los intercambios comerciales bilaterales se dispararon y, pese a las críticas a la política energética de su antecesor, Gerhard Schröder, apoyó e inauguró el gasoducto del báltico, conocido ahora como Nord Stream.

Su primera cumbre (2006), celebrada en Tomsk (Siberia), escenificó el inicio de la relación entre dos estadistas que tenían muchas cosas en común: un antiguo agente del KGB en Dresde y una alemana nacida en Hamburgo, pero criada en la República Democrática de Alemania.

La relación siguió siendo pragmática, incluso después de la invasión de Georgia en 2008 o las protestas contra el fraude electoral de 2011. Todo cambió con Crimea (2014). La anexión de la península ucraniana y el despliegue de soldados rusos en el Donbás (Ucrania) "estropeó" las relaciones.

"Durante la crisis de Crimea se enfadaron. Merkel siente que Putin le engañó con respecto a Crimea. La confianza que había entre ellos desapareció y nunca se ha restablecido", recalcó Baúnov. En las conversaciones que mantuvieron esos días, Putin utilizó toda clase de excusas y argucias para "encubrir" la presencia de unidades rusas en Crimea.

"Merkel nunca compró la película que Putin le quiso vender", añadió.

Alemania no dudó, primero en apoyar las sanciones contra Rusia en el seno de la Unión Europa (UE) y después en mediar junto a Francia para la firma de los Acuerdos de Minsk que frenaron las hostilidades en el Donbás en febrero de 2015.

Con todo, Merkel ha decidido poner fin a sus 16 años de mandato mirando al Este, vector que ha caracterizado la política exterior teutona desde hace varias décadas. "El hecho de que visite Moscú, donde vienen muy pocos políticos occidentales últimamente, es importante. Algunos países europeos no ven con buenos ojos esta visita", señaló el experto.

En su opinión, la canciller "viene como líder de Alemania, no como líder de la UE". "Merkel es una política responsable que mantiene contactos con los socios más complejos. Alemania nunca ha promovido una política moralista hacia Europa Oriental. Se siente responsable por el destino de esos países", indicó.

En un intento de reforzar su legado como árbitro entre Moscú y Kiev, Merkel viajará el domingo a Ucrania para demostrar que Alemania no piensa dejarla sola ante Putin.

"Los talibanes han controlado el país y debemos basarnos en esta realidad para actuar"

Presidente ruso

"Vamos a tener que dialogar con los talibanes e intentar salvar a los que están amenazados"

Canciller alemana