El Gobierno de Navarra prevé contar con alrededor de 377 millones más para los Presupuestos de 2022.

La cifra supone que las Cuentas proyectadas para el año que viene dispondrían de casi un 10% más de ingresos públicos que la que se hizo para el presente ejercicio, e incluso es superior a la que proyectó el departamento a cierre de 2021 -5,7%-.

Así, la previsión de ingresos del anteproyecto de Presupuestos para 2022 alcanza los 4.196 millones, una cifra que el Gobierno explica por el mantenimiento del empleo, la llegada de los fondos europeos y la previsión de un importante repunte en Sociedades e IVA gracias al aumento de la actividad.

Así lo refleja la Hacienda Foral en su memoria sobre ingresos, el documento que sustenta los gastos de todas las partidas de los Presupuestos. Y eso que la foto final es diferente a la que se pensó cuando se realizaron las previsiones macroeconómicas.

La Airef, el organismo de responsabilidad fiscal, avaló como prudentes las previsiones de rebote de la economía navarra, e incluso en este documento la Hacienda Foral parte de un crecimiento de los ingresos tributarios globales del 5,7%, por debajo de la referencia del PIB nominal estimada en un 6,5% en términos interanuales, por lo que podemos considerar que se trata de unas previsiones “prudentes”.

Algo que está prácticamente obligado por el alto grado de “incertidumbre” que el departamento asume que existe a la hora de prever los ingresos, ya que Europa comienza a recuperarse de la pandemia del coronavirus, pero afronta nuevos escenarios que tienen que ver con la escasez de materias primas y la incógnita energética.

LA ESCASEZ DE MATERIAS PRIMAS Y LA ENERGÍA PREOCUPAN

La lectura del informe deja claves curiosas, que son las que tiene en cuenta el Gobierno a la hora de pensar en el dinero con el que puede contar

Una de ellas tiene que ver con las retenciones del trabajo. Apenas se vieron afectados por la caída de la recaudación de 2020 -los ERTE han tenido un papel importante- y en 2021 siguen siendo el verdadero sustento de la recaudación pública. Para 2022 se ha previsto un crecimiento moderado de este capítulo por dos cuestiones primordiales: la escasez de materias primas y el alza en los precios de la energía, que “rodean de incertidumbre” la actividad de determinadas empresas.

Hay otro aspecto importante que desliza el informe: habrá menos contrataciones públicas en 2022 en comparación con los dos años anteriores -pensemos en la crisis del coronavirus y el refuerzo sanitario-, pero el incremento retributivo y la incorporación de nuevos profesionales para desarrollar proyectos pagados con fondos europeos son la esperanza para mantener el ritmo de ingresos a través de los funcionarios.

De la misma manera, se ha previsto un crecimiento moderado de los ingresos correspondientes a los pagos a cuenta del IRPF que realizan los autónomos y profesionales dado el importante incremento observado también en el año 2021.

Otro aspecto positivo es la cuota diferencial del IRPF, que se mantiene con los cambios fiscales -deducciones de planes de pensiones, maternidad y paternidad...- y confía en seguir la buena senda de la campaña de la renta de 2020.

En relación con el Impuesto sobre el Patrimonio, el Gobierno no prevé sorpresas: se van a mantener estables las cifras de recaudación de años anteriores, que están sobre los 35 millones.

MÁS INGRESOS POR SOCIEDADES

La cosa cambia en el Impuesto de Sociedades. La Hacienda Foral subraya en el informe que se “espera un importante crecimiento” por la mejoría de la actividad económica y las medidas tributarias con efectos a partir del 1 de enero de 2021. Este “importante crecimiento” tiene cifras concretas: pasa de los 282 millones de la previsión de cierre de 2021 a los 312 con los que se cuenta para los Presupuestos de 2022.

El IVA también va a cambiar. Tanta es la esperanza que el informe habla de cifras que ya serán las de 2019. ¿Por qué? Porque hay que tener en cuenta que van a desaparecer o han desaparecido las restricciones de la pandemia, lo que se espera que tenga un “efecto positivo sobre la confianza de los consumidores y de reactivación del turismo y en consecuencia sobre el consumo”.

Es algo muy similar a lo que se prevé que ocurra con los Impuestos Especiales -hidrocarburos, tabaco, cerveza...-: que el consumo los aumente aunque no a los niveles de 2019, cuando hicieron techo.

Con los impuestos sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados ocurre que van relacionados con la actividad económica: si crece la previsión, crece la previsión de ingreso.

En resumen: el mantenimiento del empleo, la recuperación progresiva de la economía y con ella el previsible aumento del consumo -impacto en Sociedades e IVA- van a tirar del carro de los ingresos, pese a que todo el panorama de 2022 va a estar rodeado de una palabra: incertidumbre.

Las propias de la primera recuperación económica después de una pandemia mundial, pero también las derivadas la crisis de componentes y materias primas y la incógnica -casi geopolítica- de la energía.