icen que con las narices tapadas, pero han tragado. Mucha necesidad de desatascar el tapón con el que el PP ha secuestrado la justicia parecen tener PSOE y Unidas Podemos, para después de haberse comido el nombramiento de Concepción Espejel (partidaria de la inconstitucionalidad del aborto y recusada por su afinidad con el PP, entre otras habilidades) propuesta por el PP como miembro del Tribunal Constitucional, hayan aceptado nada menos que al magistrado Enrique Arnaldo en la lista de los nuevos jerarcas del más alto tribunal.

Para que conste, debe saberse que el PSOE y Unidas Podemos han dado el visto bueno a que ocupe plaza y calce toga en el TC un individuo que cuenta en su currículum con implicaciones en los casos Lezo y Palma Arena, que ha cobrado un millón de euros por contratos con administraciones del PP, que ha compaginado clases y sueldo en universidades públicas y privadas, así como el cargo de letrado del Congreso y su puesto directivo en una empresa de estudios jurídicos, asiduo a sesiones de FAES y prolífico autor de centenares de artículos de prensa embistiendo al PSOE y a todo asomo de progresismo. Nada menos. Y todo esto se sabe por informaciones periodísticas, pero solo Odón Elorza tuvo la decencia de manifestarlo en la Comisión del Congreso previa al pleno de nombramiento. Y así le fue. Por más que uno lo intente, desde la racionalidad, el sentido común, la imparcialidad y la honestidad política no puede entenderse que el desbloqueo del cerco implacable y tramposo al que el PP somete a la justicia española tenga tan alto precio como para tragar tanto sapo. Tolerado este chantaje sin rebelarse, ya me dirán a costa de qué inmensa bajada de pantalones estará dispuesto el PP a desbloquear el Consejo General del Poder Judicial, asignatura pendiente que, a la vista está, PSOE y Unidas Podemos aprobarían con aún más desaforadas tragaderas. Vista la catadura de su señoría Arnaldo, en cualquier país democrático de verdad sería fulminantemente retirado por el partido que lo hubiera propuesto. Pero se trata del PP, de este PP, y es sobradamente conocido dónde sitúa este partido el listón de la responsabilidad pública. Por ese lado no hay nada que hacer. Pero lo que verdaderamente desmoraliza es el papelón que en este nombramiento han jugado los dos partidos que forman este Gobierno supuestamente progresista que, aunque no sean responsables de la propuesta del magistrado Arnaldo, son culpables de haber votado semejante disparate y, por supuesto, de haber aprobado la integración del individuo en el TC. Visto lo visto, tanto PSOE como Unidas Podemos, los dos referentes de la izquierda progresista han tragado el nombramiento de tan siniestro personaje pagando tan alto precio para lograr un acuerdo con el que manda en la Justicia, o sea, con la derecha extrema. Pues les ha chuleado y les volverá a chulear. Es una ingenuidad pensar que este inmenso sacrificio por lograr el acuerdo vaya a ablandar al PP para que abra la mano al desbloqueo del CGPJ a cambio de nada. Está claro que la ejemplaridad, la independencia y la imparcialidad de los magistrados del Tribunal Constitucional importan un carajo, porque lo verdaderamente sustancial era conseguir el acuerdo... y luego, ya veremos.

Vista la catadura de su señoría Arnaldo, en cualquier país democrático de verdad sería fulminantemente retirado por el partido

que lo hubiera propuesto