Dos placas recuerdan ya en San Sebastián el lugar en el que ETA asesinó al joven matrimonio formado por Miguel Paredes y Elena Moreno el 6 de abril de 1990, en plena Parte Vieja de la capital guipuzcoana, en un atentado con arma de fuego cuando salían del bar Txiki de la calle San Lorenzo. El doble asesinato dejó huérfanas a dos niñas de corta edad, Sherezade y Tamara, acompañadas en el acto de ayer por su abuela paterna. Tamara recalcó que es importante por la "memoria" y para que lo sucedido "no se olvide". La joven, que tenía 5 años cuando ETA acabó con la vida de sus padres, vive ahora en Argentina, aunque regresó a Donostia para pasar las pasadas fiestas navideñas. No recuerda nada de aquella época pero sí de los años posteriores, una etapa "complicada", en la que "había mucho tabú" y en la que sintió "odio" por parte de algunas personas, "pocas, por cierto", y también escuchó algún comentario desafortunado. Reconoce que era una época "diferente" e insiste en la necesidad de recordar para que los más jóvenes sepan lo que ocurrió. "El de hoy es un día emocionante, pero positivo. Es un buen día".

El acto, presidido por la familia y el alcalde Eneko Goia, contó con numerosos representantes municipales pero ninguno de EH Bildu, cuya portavoz, Reyes Karrere, sí asistió, sin embargo, al recibimiento previo a la familia que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Donostia, que prosigue con la iniciativa para "recuperar la memoria y visibilizar en el espacio público", en los lugares en los que perecieron, "víctimas de motivación política que perdieron la vida en la ciudad".