El plan B era un espejismo. La mayoría alternativa que ensayó Pedro Sánchez el pasado jueves para aprobar la reforma laboral, sin sus socios del PNV y ERC, resultó ser un fiasco. Los jeltzales creen que sus aliados de investidura son la única vía que le dará estabilidad y le servirá de colchón para aguantar hasta las elecciones de diciembre de 2023.

El Gobierno español, tras negarse hasta el final a realizar concesiones a sus socios de investidura, convencido de que iba a aprobar su decreto con Ciudadanos, UPN y varios grupos minoritarios, se encontró con que los dos diputados regionalistas navarros dieron un golpe sobre la mesa y se saltaron la disciplina de voto con su rechazo a la reforma, en contra de la directriz que había dado Javier Esparza. El castillo de naipes se derrumbó en cuestión de horas, y la reforma se salvó por error, con el controvertido apoyo de un diputado del PP. Por ello, el presidente de la Ejecutiva del PNV, Andoni Ortuzar, ha confiado este lunes en que el Gobierno español haya salido "escaldado" y se dé cuenta de que "el esfuerzo para forjar mayorías lo tiene que hacer con ERC y PNV", avisó en Onda Vasca. "Somos los que garantizamos las mayorías sin sobresaltos", recordó.

Que Sánchez ha intentado en las últimas semanas virar hacia una especie de geometría variable, presentada como un viraje al centro político, es un dato que no ha escapado a los ojos de casi nadie en el Congreso de los Diputados. La hipótesis ya viene de lejos y sobrevoló también cuando el PSOE intentó desalojar al PP de Murcia de la mano de Ciudadanos, lo que se interpretó como un primer coqueteo entre ambas fuerzas. Fue un primer experimento fallido que rompió al partido naranja y dejó patente que Sánchez iba a tener problemas para apoyarse con carácter estable en una formación en estado de descomposición que ni siquiera fue capaz de garantizar que prosperase la moción de censura. Ahora ha sucedido lo mismo con UPN en el Congreso. Sánchez no está encontrando socios fiables al margen de sus aliados de investidura.

Para Ortuzar, esa mayoría que se ensayó el jueves es la verdadera mayoría "Frankenstein", una alianza que no suma y se desintegra en cuestión de horas, que tiene pies de barro y que, además, "pierde la tuerca de UPN".

NEGOCIAR LAS LEYES RECENTRALIZADORAS

NEGOCIAR LAS LEYES RECENTRALIZADORASEl Gobierno español ha evitado hacer autocrítica por esta operación y parece que no renuncia a contar con las abstenciones del PP o de C's (sobre todo, no renuncia a los naranjas, ansiosos por recuperar el protagonismo perdido y mucho menos exigentes en las negociaciones; y, además, parece que Sánchez quiere lanzar un mensaje en puertas de las elecciones de Castilla y León). Pero este lunes Moncloa ha tratado de calificar lo sucedido con la reforma laboral como algo puntual, y asegura que "sin duda" va a contar con PNV y ERC.

En estas palabras hay también mucho de pura necesidad si lo que quiere Sánchez es aprobar leyes progresistas en la reforma de la Ley Mordaza o en materia de vivienda, y si no quiere tampoco tensionar su acuerdo en el Consejo de Ministros con Unidas Podemos. A partir de ahí, PNV y ERC tampoco quieren hacer saltar por los aires la legislatura y esperan que la situación se reconduzca, pero los jeltzales exigen negociar y reciprocidad.

ENMIENDA A LA TOTALIDAD DE LA LEY AUDIOVISUAL

ENMIENDA A LA TOTALIDAD DE LA LEY AUDIOVISUALOrtuzar no contempla que se rompa el bloque de investidura, pero esto será así siempre que Sánchez no "se empeñe" en buscar esas otras mayorías y no reincida con estas operaciones que dejan en la estacada a los aliados y no les dejan ninguna opción para negociar. De hecho, Ortuzar tiene ya en mente una larga lista de leyes recentralizadoras que confía en corregir a través de la negociación política.

La primera de ellas es la Ley Audiovisual, donde el PNV ha anunciado este mismo lunes una enmienda a la totalidad con texto alternativo, para que el marco sea respetuoso con las competencias de las comunidades y la gobernanza de las televisiones autonómicas, proteja la pluralidad cultural y lingüística del Estado, y fomente la producción de obras audiovisuales europeas en las lenguas propias. Joseba Agirretxea censuró la "recentralización inaceptable". Ortuzar recuerda también que el tiempo de las abstenciones técnicas para dejar correr las leyes ha tocado a su fin.

El Gobierno de Sánchez no aceptó ni una sola alegación del Ejecutivo vasco para preservar la capacidad organizativa del ente de radiotelevisión pública vasca, EITB, tal y como informó este periódico.

Ortuzar critica igualmente que el plan normativo anual de Sánchez recoge proyectos con un planteamiento de recentralización "como no se había visto hasta ahora", y tiene en su lupa tambien las de vivienda y servicios sociales. Confía en que, durante el trámite parlamentario, el PNV sea capaz de eliminar esos peligros: "Si no, estaremos en el no".

TRANSFERENCIA DEL INGRESO MÍNIMO VITAL

En paralelo, los jeltzales tienen otro frente abierto con la transferencia del Ingreso Mínimo Vital, que Ortuzar espera que quede zanjada "esta semana". Un acuerdo en ese sentido puede ayudar a devolver las aguas a su cauce. Este traspaso se firmó en 2020, y tendría que haber llegado en octubre de 2021. Su incumplimiento supondría la ruptura definitiva con Sánchez. Por ahora, Ortuzar se felicita de que haya caído la pretensión del ministro Escrivá de poner fecha de caducidad al traspaso.

CONVERSACIÓN CON SÁNCHEZ

Ortuzar aseguró que el jueves a las 7.50 horas de la mañana, en el aeropuerto de Barajas, habló por teléfono con Sánchez para realizar un último intento porque el PNV quería votar que sí a la reforma laboral. El jeltzale insistió en blindar los convenios vascos, pero se ofreció a hacerlo en otro decreto. Sin embargo, Sánchez reconoció que no quería que la patronal abandonara el acuerdo, con el argumento de que se pondrían en riesgo los fondos europeos. Moncloa aspiraba a la abstención del PNV, pero no cedió.