Está claro que a ningún partido le encaja bien una escisión. Pero hay momentos y momentos y este, en el que se ha producido la ruptura entre UPN y sus dos diputados en Madrid es uno de los peores.

Queda algo más de un año para las elecciones forales y el histórico partido de la derecha tradicionalista navarra tiene una coalición amortizada por la realidad -Navarra Suma-, un socio virtualmente desaparecido -Ciudadanos-, otro en reconstrucción -PP-, un nuevo actor en auge -Vox- y un tremendo problema en la candidatura que pondrán en marcha dos diputados que conocen como nadie el partido, que saben mucho de política y que se pegarán a la ola del ayusismo para arrancar simpatías en el electorado de derechas, necesitado de acción.

Es decir, un panorama más convulso que nunca en el que todas las piezas están por reorganizarse, y que puede acabar muy mal para UPN: con un tremendo boquete de votos y escaños. Esparza se la ha jugado a la vuelta a un regionalismo pro-pacto con el PSN, una fórmula que funcionaba antes de Sánchez, y tendrá que vigilar varios focos si no quiere terminar desangrado por la derecha. Vale la pena echar un vistazo a la historia reciente de las escisiones del partido. UPN ha vivido dos grandes cismas en las últimas décadas: la de CDN en 1995 y la del PP en 2008. Muy diferentes por orígenes y contextos, pero las dos tuvieron éxito. CDN sacó 10 escaños en las elecciones de ese año y el PP sacó 4 en 2011. El primer detalle que tiene que tener Esparza es que las escisiones de UPN siempre sacan representación.

Aunque cada crisis es diferente, la de 2008 y la de ahora se parecen un poco más: ambas se han gestado en el escenario diputado vs dirección, han tenido el PSOE como telón de fondo y terminaron con candidaturas separadas.

Como Cervera, Sayas y Adanero también son dos políticos hábiles y con carisma, que además se han labrado muchas simpatías en Madrid. Tienen capacidad de atraer votantes y saben manejar los tiempos. Cervera tenía el apoyo de una gran sigla detrás, pero el PP navarro nunca tuvo implantación territorial. Y aun así sacó 23.551 votos, el 7,29% del total en los comicios autonómicos de 2011, que no se puede decir que recogieran tan bien la inercia del ciclo agotado de Zapatero que sí rentabilizó Rajoy después. Cuatro escaños cimentados sobre los tres que perdió UPN en solitario. ¿Será igual ahora? Es muy difícil exportar escenarios, pero conviene tener en cuenta que la escisión del PP de UPN tuvo esas consecuencias en 2008. La derecha, en todo el estado, vive una convulsión y una ocupación de espacios que puede dar con escenarios muy imprevisibles. Así que conviene tener todo esto en cuenta.

LA BATALLA POR EL PP

Y, como en 2008, lo que ahora pase con el PP también será clave. La plataforma de Sayas y Adanero, empapados de lo que se cuece en la derecha madrileña, ha nacido con guiños a Ayuso, que es un fenómeno total, por formas, fondo y resultados electorales.

Adanero y Sayas quieren traer ese fenómeno a Navarra, donde creen que ese tipo de política puede tener resultado electorales. Más si cabe con UPN buscando el regionalismo y el pacto con el PSOE.

Lo decía el propio Adanero en la edición del domingo de este periódico: “Que se abre un hueco lo veo claro”. Y si tú no tapas ese hueco, lo tapará otro, decía el diputado. El PP de Navarra está roto. Su presidenta ha caído en desgracia y habrá una renovación en la dirección autonómica. Es difícil que esa sigla pueda exprimir por sí sola el fenómeno Ayuso o la esperanza de Feijóo. Sayas y Adanero tienen más tirón que el PP foral.

Si de alguna manera se pudiera hacer una mezcla, los diputados candidatos y el armazón de un partido grande, la alternativa preocuparía y mucho a UPN. Y con razón. Veremos la batalla por el PP entre UPN y los diputados. Porque Esparza no puede dejar que el PP caiga totalmente en la órbita de los diputados. Sería demasiado arriesgado. Por si fuera poco: ahí está Vox, que viene de firmar sus mejores resultados autonómicos en Castilla y León. Más problemas para UPN.

Ahora mismo, la plataforma de Sayas y Adanero supera con holgura el millar de apoyos. Van a seguir recogiendo más, haciendo política entre bambalinas y los escaños les servirán para tener exposición política de primera línea. Así que UPN tiene bien fundados sus temores