El nuevo libro del escritor y activista de la memoria Joseba Eceolaza, 'ETA: La memoria de los detalles', recoge la "crueldad" que han sufrido las víctimas de la banda terrorista con el objetivo de "rectificar años de olvido e insensibilidad" por parte la izquierda, así como "deslegitimar socialmente la violencia".

Así lo ha afirmado este martes durante la presentación a los medios de comunicación de la obra, que será presentada públicamente este miércoles en Civican a las 19 horas, con la presencia de figuras como el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Tomás Caballero, y en la Feria del Libro a las 18 horas.

El libro combina casos concretos de víctimas con reflexiones "para que pueda llegar a todo el mundo, sea cual sea su ideología, sea cual haya sido su posición durante el momento de la violencia, y sea cual sea su edad".

La obra "pretende recoger las anécdotas y vivencias de la crueldad que han sufrido las víctimas". Por ejemplo, se refleja cómo la parlamentaria de UPN Eva Górriz "tuvo que dar a luz con dos escoltas", o cómo el exalcalde de Ansoáin Alfredo García, "el mismo verano en que mataron a Miguel Ángel Blanco, recibió una camiseta con manchas de sangre y le hicieron una pintada en la que le decían 'Tú serás el próximo'".

El libro, además, recoge cómo Cándido Cuña "fue asesinado en Rentería por vender pan a la Guardia Civil, y resulta que era panadero", o cómo el dirigente de Alianza Popular Vicente Zorita "fue puesto de rodillas y le pegaron 7 tiros, pero antes le pusieron una bandera de España en la boca". También refleja cómo al concejal del PP de Rentería Manuel Zamarreño "le gritaron en Pasajes 'Zamarreño, te vamos a matar', y cuando lo hicieron, pusieron una botella de champán en su portal". O cómo el periodista José Luis López de Lacalle fue asesinado el 7 de mayo "y al día siguiente alguien pintó 'Lacalle, jódete'".

Según el autor, "son este tipo de crueldades las que nos hace ver que la violencia no solo se paró en el momento del atentado, sino que siguió mucho más". "No es verdad esa sensación social de que estas víctimas han estado siempre muy apoyadas y acompañadas. Les debemos un apoyo que en el pasado no dimos y este libro intenta rectificar años de olvido y de insensibilidad. Intenta rectificarlo desde mi posición ideológica, soy militante de izquierdas y creo que en la izquierda no hemos sabido, no hemos querido y no hemos podido acercarnos al dolor de las víctimas de ETA como se merecían", ha indicado, tras preguntarse "cómo hemos podido ser tan solidarios con mil causas, y tan sordos al dolor que estaban sufriendo estas víctimas en nuestro entorno".

Eceolaza ha considerado "importante" descender "a los detalles, a la letra pequeña del terror", porque es "básico" para "empatizar con el dolor que sufrieron estas personas y para entender la crueldad del terrorismo de ETA". "No podemos repetir los errores que se cometieron en la transición con las víctimas republicanas. Se consideró que el olvido era un valor, pero jamás, nunca, el silencio puede ser una opción, y mucho menos con una violencia tan reciente como la de ETA", ha señalado, tras remarcar que "conocer el sufrimiento y la crueldad nos hacen más empáticos".

En este sentido, ha apuntado que no es "suficiente" con "recordar para que no se repita", sino que hace falta también evitar "que vuelva a haber valores e ideas que hicieron posible matar al que piensa diferente". "Espero que este libro sea una pequeña aportación a la convivencia, a la empatía ante el dolor y al conocimiento de todo el sufrimiento que padecieron las víctimas de ETA", ha manifestado.

TESIS "LEGITIMADORAS" DE ETA

Además, Eceolaza ha hecho referencia al "mito del antifranquismo de ETA". "Desgraciadamente, desde la izquierda le dimos un plus de legitimidad a ETA creyendo que era una formación antifranquista, creímos en la teoría de la ETA buena y la ETA mala, sin darnos cuenta de que antes de la muerte de Franco ya habían asesinado a 44 personas", ha explicado, tras criticar la construcción de esa "tesis legitimadora" de la banda terrorista.

Por ello, ha asegurado que "ni una víctima tuvo ningún sentido", ya que ETA "no fue el producto de una dictadura ni de un contexto político". En ese sentido, ha apuntado que "matar fue única y exclusivamente una decisión autónoma de ETA" y que "no hay ninguna coartada política ni histórica para que ETA existiera". "Hemos sido víctimas de esas tesis legitimadoras de ETA, le dábamos un plus antifranquista y creo que eso nos ha arrastrado.

No hemos considerado a las víctimas de ETA como nuestras víctimas y eso ha sido un error fatal que yo admito y reconozco. Hemos tenido una necesidad insensible de ponerle matices a la solidaridad con las víctimas de ETA, las antiojeras políticas nos han impedido acercarnos a ellas y decirles 'estamos con vosotras'. Escribo este libro para que esas antiojeras políticas se caigan y poder acercarnos y rectificar años de insensibilidad".

Igualmente, ha considerado que la sociedad "se movilizaba" ante asesinatos de gente civil, "pero no nos movilizábamos cuando estaban matando a Guardias Civiles". "Era una solidaridad condicionada. Teníamos valores intermitentes y eso hay que reconstruirlo. No solo la izquierda dio la espalda a las víctimas, sino el conjunto de la sociedad", ha remarcado.

EL MUNDO QUE "APOYÓ A ETA" DEBE "REVISAR SU ACTUAR"

Eceolaza, asimismo, ha destacado que "hubo un mundo que decidió apoyar a ETA", el cual "debe revisar su actuar" y realizar "un proceso de autocrítica honesta, de fondo y sincera". En relación a cuestiones como los 'ongi etorris' o el hecho de pedir la impunidad para este tipo de presos, ha respondido que "para la deslegitimación social de la violencia y la garantía de no repetición, creer que alguien que ha colaborado en un asesinato es un héroe es fatal".

"Hay una parte de nuestra sociedad que cree que esa persona es algo ejemplar, ha hecho algo ejemplar", ha criticado, tras reivindicar, frente a esas ideas de que 'quienes ha militado en ETA eran gente generosa luchando por una causa generosa', que "la violencia siempre es un trauma". "Seguir considerando a los victimarios como ejemplo no les hace ningún favor, porque recibir un preso en la calle con bengalas les coloca en el momento anterior al delito. No ha pasado la cárcel por ellos y es malo para ellos mismos. Para la deslegitimación social de la violencia y el reconocimiento del año injusto tiene que acabarse con esa consideración social hacia los victimarios", ha indicado.