MADRID. Expertos en nutrición han advertido sobre los peligros del consumo de azúcar entre la población española, que se sitúa en 71,5 gramos diarios, casi el triple de la ingesta recomendada por la Organización Mundial de la Salud (25 gramos), según la encuesta Anibes, de la Fundación Española de Nutrición (FEN).

"La gente se excede en la cantidad de azúcar pero de manera inconsciente, de forma oculta, y no es consciente del daño que está sufriendo. El verdadero problema está en los productos ultraprocesados, que contienen gran cantidad de azúcar añadido, como los zumos industriales, los refrescos azucarados, salsas o precocinados", ha señalado el nutricionista Carlos Ríos, uno de los autores del manifiesto 'Por un consumo responsable de azúcar', impulsado por DKV Salud.

El azúcar y su alto consumo son "uno de los mayores quebraderos de cabeza" de los organismos de salud pública a nivel nacional y mundial. Este exceso está vinculado a múltiples afecciones de salud, como obesidad, diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, y tal y como han puntualizado los expertos participantes en el documento, "generalizar y declarar que el azúcar es siempre malo puede llevar a conclusiones reduccionistas".

En este sentido, el manifiesto recuerda que el verdadero problema se sitúa en los azúcares añadidos de alimentos, como la bollería industrial, y que tienen múltiples nombres: jarabe de maíz, dextrosa, fructosa, glucosa, sacarosa o lactosa. Por ello, los especialistas apuestan por reducir el consumo de estos ultraprocesados y volver a la 'comida real', que Carlos Ríos engloba como verdura, patatas, aceite de oliva, legumbres, frutas, huevos o frutos secos.

"El azúcar natural de la fruta no es peligroso, sino todo lo contrario", ha explicado el nutricionista durante la presentación de esta iniciativa, que pretende divulgar los riesgos, causas y consecuencias del consumo abusivo de azúcar y, además, promover una alimentación responsable para "cambiar hábitos" en la sociedad.

UN EJEMPLO PRÁCTICO: COMPARAR LOS TOMATES TRITURADOS DEL SUPERMERCADO

Carlos Ríos ha puesto un ejemplo sobre cómo un mismo producto (un bote de tomate triturado del supermercado) puede ser o no recomendable en base a su cantidad de azúcar, que está recogida en la etiqueta nutricional. Estos envases, que suelen llevar un tipo de azúcar añadido, sin embargo, difieren en la cantidad entre unas marcas u otras.

"Leemos la tabla de ingredientes y vemos que tiene 5,8 gramos de hidratos de carbono, de los cuales 4,7 son azúcares. Son los que lleva presente de forma natural el tomate más los del azúcar añadido", detalla el manifiesto. En este caso, el nutricionista aplica la regla del 10 por ciento: si la cantidad de azúcar no excede el 10 por ciento del producto, como en este caso, ve su consumo adecuado. En cambio, si hubiera tenido 20 gramos, lo calificaría como un producto ultraprocesado no recomendable.

Y es que el manifiesto apunta que "no todos los procesados son malos". "Si lleva más de cinco ingredientes y entre ellos están los azúcares añadidos, los aceites vegetales y harinas refinadas, aditivos y sal, se trata de un producto ultraprocesado", argumentan los expertos de DKV Salud en su texto.

REDUCCIÓN DE AZÚCARES EN ALIMENTOS PROCESADOS: "NULA REPERCUSIÓN"

Por otra parte, el manifiesto carga contra el acuerdo suscrito entre el Ministerio de Sanidad y la industria alimentaria para reducir en un 10 por ciento el azúcar, sal y grasa saturada de cerca de 4.000 alimentos de cara a 2020. "A priori, puede parecer una medida importante, pero si se analiza su traducción a la práctica, su impacto sobre la mejora de la salud es mínimo", critican.

"Por ejemplo, si unas galletas contienen un 20 por ciento de azúcar y, tras el acuerdo, se reduce su presencia en un 5 por ciento, las galletas presentarán un 19 por ciento de azúcar, una disminución casi inapreciable y, por tanto, una repercusión casi nula", lamentan. En suma, consideran que esta medida "no es una acción efectiva para combatir la obesidad, ya que se seguirán vendiendo productos no saludables, ultraprocesados y con grandes cantidades de azúcar oculto".

DECÁLOGO PARA REDUCIR EL CONSUMO DE AZÚCAR

Ante esta situación, el manifiesto recoge un decálogo de propuestas para reducir el consumo de azúcar entre la población, tanto a través de políticas de salud como a nivel personal. Entre ellas, fomentar la alimentación saludable desde la escuela, limitar la publicidad de los ultraprocesados a menores, establecer impuestos a las bebidas azucaradas, restringir la venta de alimentos insalubres en lugares públicos y educativos, o promover un etiquetado "más claro y sencillo, con advertencias de consumo habitual".

En el ámbito de la salud individual, aconsejan promover la alimentación basada en alimentos reales, mínimamente procesados, así como incentivar el proceso de cocinar y preparar personalmente las comidas. Otras de sus recomendaciones son limitar la compra de ultraprocesados "con envases llamativos y apetecibles", o leer las etiquetas de los productos y alimentos en el supermercado.