Bilbao - La azarosa travesía administrativa que está recorriendo por tierra el buque de rescate Aita Mari juega en contra de las cuatro personas que cada día se estima que perecen en aguas del Mediterráneo central. A pesar de que la Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, denegara el permiso para llevar a cabo labores de ayuda al antiguo atunero -propiedad de la organización gipuzcoana Salvamento Marítimo Humanitario-, su tripulación no pierde la determinación de emprender la misión MayDayTerráneo para la que fue concebida. Ahora el barco fondea en Bilbao con el firme objetivo de zarpar hacia Palma de Mallorca en menos de tres semanas y poder prestar ayuda, si no es en las costas de Libia, al menos en el mar Egeo.

Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario, sigue sin entender que se les haya denegado el despacho del buque con el argumento técnico -y peregrino- de que la falta de preparación del pesquero supondría un peligro para la tripulación, conformada por siete profesionales y un número de voluntarios aún por determinar, y los potenciales refugiados. “Se están haciendo trampas al solitario ellos mismos. Es un argumento para confundir a la opinión pública y darle un aspecto de legalidad administrativa”, asevera este vizcaíno, quien asegura que se han “extralimitado” en sus competencias. “Hemos cubierto de sobra las necesidades de seguridad que están especificadas en los documentos oficiales”, añade el presidente de la organización, quien cita el cuaderno de estabilidad del buque, en el que se establece que puede acoger 120 personas a bordo. “Pasamos una inspección de tres días”, afirma el responsable de la ONG sobre el barco que ha permanecido varios meses atracado en Pasaia.

“No dejarnos zarpar al Mediterráneo es una decisión política, no técnica”, sostiene Mijangos. En ese sentido, considera que la prohibición se basa en un supuesto “inventado” de que, en el caso de embarcar migrantes a bordo, el Aita Mari se dirigiría a puerto español, ya que Italia y Malta no permitirían el desembarco. “Lo que trasciende de esa denegación de permiso es el hecho de que no quieren que entremos a puerto español”, argumenta el coordinador de salvamento marítimo, quien cree que se sustentan en otras acciones llevadas a cabo por buques como el Open Arms, que en diciembre llevó hasta el puerto de Algeciras a más de 300 personas rescatadas en el Mediterráneo central. Por ello, Mijangos no entiende la aceptación implícita de que de que Italia y Malta cierren sus puertos en contra de recomendaciones de las Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). En cualquier caso, asegura que “el Sea Watch y el Sea Eye ya han desembarcado en esos dos países sin necesidad de llegar a España”.

Otro aspecto llamativo del escollo burocrático con el que se ha topado el antiguo atunero es el giro político emprendido por el presidente Pedro Sánchez, quien en un pasado no tan lejano ofreció el puerto de Valencia para acoger al Aquarius y a los 600 inmigrantes que albergaba. “Al principio de su mandato el presidente Sánchez consideraba que era urgente y necesario ofrecer asistencia humanitaria. Ahora determina que no se puede salir ni siquiera a asistir a esos náufragos, aunque se contemplen otros puertos de desembarco que no sean españoles”, evidencia Mijangos, quien considera que “los principios humanitarios no se pueden cambiar en 45 días”.

En estas circunstancias, asevera que no hay tiempo que perder: “Cada día que pasa el contador de las víctimas corre”. Por ello, asegura que lucharán “hasta la extenuación” para poder ofrecer ayuda humanitaria en el Mediterráneo central, donde más urge. “Entendemos que la decisión de la Capitanía Marítima de Pasaia, siguiendo las instrucciones de la Dirección General de la Marina Mercante, es ilegal e incongruente, lo pelearemos en los foros en los que toque”, añade Mijangos, quien explica que de no conseguir el permiso necesario para actuar en las costas de Libia zarparán hasta el mar Egeo, donde ya han realizado misiones con anterioridad. “Tenemos un equipo desplegado en Grecia. Ahí hay unas necesidades que conocemos perfectamente”, indica este vizcaíno.

Salvamento Marítimo Humanitario. La organización se creó en 2015 para reforzar la ayuda ante la llegada masiva de inmigrantes al mar Egeo. Voluntarios de SMH se trasladaron allí con un equipo de dos ambulancias y una lancha de rescate.

Colaboración. En 2017 decidieron colaborar con Mission Lifeline y ProemAid para fundar el proyecto MayDayTerráneo. Acordaron fletar un barco de rescate con el que actuaron en labores humanitarias de septiembre a noviembre frente a las costas de Libia.

Buque propio. En 2018 la organización gipuzcoana obtuvo los fondos necesarios para comprar un buque propio: el pesquero de cerco Stella Maris Berria que reconvirtieron en el actual Aita Mari para emplearlo en salvamento marítimo.