Romper estereotipos y aprender unos de otros. Unos aportando su vitalidad y sus ganas y los otros contribuyendo con su sabiduría y sus vivencias. La juventud y la tercera edad a menudo se han concebido como dos generaciones casi antagónicas, sin embargo, gracias al proyecto Experiencia para la promoción de la convivencia intergeneracional se ha demostrado que jóvenes y mayores pueden realizar grandes cosas de manera conjunta.

La iniciativa -desarrollada por Medicusmundi con la colaboración de la Casa de Misericordia de Pamplona y Fundación Caja Navarra- busca promover y desarrollar encuentros intergeneracionales como elemento fundamental para el correcto desarrollo de la sociedad. El importante aumento de la esperanza de vida tiene como consecuencia la convivencia simultánea de diversas generaciones en un mismo marco social, por lo que el proyecto busca romper con la distancia intergeneracional.

Como resultado del trabajo se ha elaborado una publicación bajo el título El ocio de ayer y de hoy, que fue presentada ayer en el auditorio del Civican. Durante el acto intervinieron Álvaro Eguiluz, de Fundación Caja Navarra; Mariano Pascal, de la Casa de Misericordia; y Montxo Oroz, de Medicusmundi, quien destacó la importancia de estas iniciativas que ayudan a “transformar la sociedad y a mejorar la convivencia entre nosotros. “Ha sido una gran experiencia participar en este espacio de escucha que ha sido muy enriquecedor. Ha sido un lujo compartir los saberes de las personas mayores”, apuntó.

En este sentido, Oroz señaló que la actividad ha servido para “romper estereotipos y generalidades”. Ha quedado claro que ni los mayores son tan carcas y tan mentes cerradas como se piensa, ni los jóvenes tan alocados”, comentó. En la misma línea, Pascal subrayó que se ha demostrado que “se pueden hacer cosas entre generaciones “que son muy bonitas y que nos ayudan a todos. “Desde la Casa de Misericordia queremos dar las gracias a Medicusmundi por su buena organización y a los chicos y chicas que han participado por su implicación”, afirmó.

Por su parte, Eguiluz incidió en que este proyecto de colaboración “coincide con los valores recogidos en el Plan Estratégico de Fundación Caja Navarra. “Enhorabuena a todos por la gran labor de integración que habéis desarrollado”, sentenció.

30 jóvenes y 50 mayores Entre abril y junio, 30 adolescentes de los Grupos de Acción Social de Medicusmundi y 50 personas mayores de la Casa de Misericordia han intercambiado conocimientos y experiencias sobre cómo es el ocio en la actualidad y cómo era cuando las personas mayores eran jóvenes.

Superando los prejuicios iniciales, han compartido las cosas que más y menos les gustan de cada edad, y han pensado qué animal podría representar a las personas de la otra generación. A partir de fotografías antiguas de Pamplona, entrevistas, elaboración de murales, una exposición sobre la evolución de la música y sus formatos de reproducción, bailes y canciones, han intercambiado vivencias, juegos y anécdotas relacionadas con el ocio en su juventud. Una experiencia que ha generado espacios para la escucha y las relaciones, entre dos generaciones habitualmente aisladas y contrapuestas, que ha servido para romper con los prejuicios que muchas veces las personas adolescentes tienen de los mayores y viceversa.

Dos de las jóvenes que participaron en el proyecto son Samira Suleimanova y Shenel Radoslavova para quienes la experiencia ha sido de lo más gratificante. “Trabajar junto a personas mayores nos ha ayudado a conocer una realidad que nos era desconocida”, señaló Samira, quien destacó la importancia de escuchar “los consejos y las experiencias de los más mayores”. “Empleamos las vacaciones de Semana Santa para realizar los encuentros y fue muy divertido”, resaltó Shenel. Asimismo, confesó que le ha servido para darse cuenta “de todos los cambios que ha sufrido la sociedad”.

Por su parte, Inmaculada Mañeru, residente de la Casa de Misericordia, manifestó que han aprendido mucho de la juventud: “Nos han explicado su realidad y todas las cosas que saben, estamos alucinadas”. María Jesús Eraso, también residente del centro, coincidió con compañera: “Creo que hemos aprendido todos mucho, pero sobre todo espero que les sirva a ellos, que al final son quienes van a llevar las riendas del mundo en el futuro”.