cartagena - El experimentado comandante del Ejército del Aire Francisco Marín Núñez murió ayer después de que el avión C-101 que pilotaba en un vuelo de entrenamiento cayera en picado en aguas de La Manga del Mar Menor (Murcia). Así lo explicó José María Alonso, subdirector de la Academia General del Aire (AGA), a la que pertenecía Marín, tras una reunión vespertina de coordinación de los organismos implicados en las labores de rescate.

El piloto tenía 3.300 horas de vuelo en reactores y 1.500 con el C-101 y había sido previamente miembro de la Patrulla Acrobática Águila, ha detallado. Era el único tripulante de la nave y logró eyectarse antes del impacto del avión, que estaba en la fase final de su vida operativa, con 30 años de funcionamiento, pero que era “seguro”, según sus palabras.

El C-101 superó en 2016 las 250.000 horas de vuelo, lo que le convierte avión que acumula más horas de vuelo de la Academia. Su denominación militar es E-25 Mirlo. Hasta ahora, el último accidente sufrido por uno de estos aparatos databa de 2012, cuando perdieron la vida el capitán Julio Castellón y el alférez Eduardo Castillo. En total han tenido ocho accidentes con víctimas en sus casi 40 años de servicio, aunque acumulan más en Chile, cuya fuerza aérea también los utiliza. El Gobierno acordó en julio destinar 225 millones de euros para sustituir los aviones C-101 como el que se precipitó ayer al mar. Estos aviones entraron en servicio en 1980 y llegarán al final de su ciclo de vida en 2021.

Aún es pronto para saber si el accidente se debió a un error del piloto o a un fallo mecánico, añadió la Comisión de Investigación de Accidentes Militares al hilo que el Ministerio de Defensa ha abierto para determinar las causas de la caída de la nave cuando entrenaba.

a la espera de resultados El jefe de Capitanía Marítima de Cartagena, Óscar Villar, que coordina a las cerca de 300 personas de la Armada, el Ejército del Aire, Salvamento Marítimo, Cruz Roja y Protección Civil desplegadas para recuperar los restos del reactor y del instructor, admitió que la operación “no es fácil” por la amplia diseminación de los objetos, por lo que podría alargarse varias jornadas más.

Tras confirmar que aparecieron “restos orgánicos de naturaleza humana” en las playas de La Manga, ha revelado que se han encontrado la cola y parte del fuselaje a una profundidad de 15 metros, pero no la cabina ni los motores. Partes del avión llegaron a la playa Galúa, en la que se respiraba un fuerte olor a queroseno y de la que los turistas que se bañaban a la hora del accidente, las 9.38 horas, fueron desalojados, junto a los que lo hacían en las de Monte Blanco, Barco Perdido y Las Sirenas, todas de la parte cartagenera de La Manga y cerradas al baño para facilitar las tareas de rescate cuando no se sabía aún la suerte que había corrido el piloto. - Efe