pamplona - En el Día Mundial de la Sepsis, celebrado ayer, la Alianza Global de Sepsis (GSA), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las sociedades científicas implicadas han instado a todos los sistemas de salud, promotores y gestores de políticas, profesionales de la salud y ciudadanos a “desarrollar mejoras en la prevención, diagnóstico y tratamiento de la sepsis para salvar vidas”. Se ha establecido como objetivo reducir la mortalidad de la sepsis en todo el mundo en un 20% para 2025. En el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea se diagnosticaron en 2018 un total de 1.136 pacientes con una mortalidad del 24,29% (fallecieron en el ingreso 276 personas). Asimismo, se ha observado una progresiva mejoría respecto a los años previos (la mortalidad en 2014 fue de un 30,19%), como resultado de “una mayor sensibilización, y la implicación de los profesionales en sus ámbitos”, destacó el Gobierno foral.

La sepsis es considerada un problema de salud pública, ya que es una patología en aumento a nivel mundial que puede afectar a cualquier persona, con consecuencias más graves en las edades extremas de la vida y en personas con enfermedades crónicas o sistema inmunitario afectado. Es considerada la principal causa de mortalidad en los pacientes ingresados en el hospital. Su incidencia aumenta equiparándose o superando a otras enfermedades graves como el ictus, el cáncer o el infarto de miocardio, con la desventaja de que es una patología más desconocida y con una menor concienciación que las anteriores. Esta infección grave que causa un fallo de la función de los órganos, conlleva una mayor discapacidad residual en quien la padece y tiene una gran mortalidad, de hasta el 50% en los casos más graves con shock séptico. “Es una enfermedad tiempo dependiente, la precocidad en el diagnóstico y en el tratamiento conlleva una importante mejora en la mortalidad, secuelas y genera un ahorro en recursos humanos, técnicos y económicos”, resaltó el Ejecutivo foral.

Las medidas de prevención se consideran “muy efectivas” y suponen un objetivo prioritario tanto a nivel de la población general como en el ámbito hospitalario. Entre ellas, destacan mejorar la comprensión, la conciencia, prevención y detección de la población general y de los profesionales, el fomento de la higiene de manos, el cumplimiento del calendario de vacunación (con especial atención en los grupos de riesgo), establecer programas y equipos para la prevención y control de las infecciones, la valoración del riesgo/beneficio de cada uno de los tratamientos que se aplican y establecer políticas para un uso adecuado de antibióticos.

También, se considera necesario incidir en la formación y entrenamiento del personal sanitario para la identificación temprana de casos, la administración precoz del tratamiento adecuado y realizar con calidad una atención protocolizada. “Estas estrategias han demostrado disminuir el número de infecciones y la mortalidad de la sepsis, las secuelas de la enfermedad, la estancia hospitalaria o de necesidad de ingreso o duración del mismo en UCI, así como un mejor uso de antibióticos y, como consecuencia, un menor gasto hospitalario”, recalcó el Gobierno navarro. - D.N.