PAMPLONA. El hombre acusado de matar a su suegro en el barrio pamplonés de San Jorge en agosto de 2018 ha aceptado una condena de 20 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento.En este caso, según informan fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, concurren la agravante de parentesco y la atenuante de trastorno mental.M.F.CH, quien mantenía una relación sentimental con una hija de la víctima, deberá indemnizar con 500.000 euros a los tres hijos del hombre y cumplir además 10 años de libertad vigilada, consistente en la prohibición de residir en Navarra durante 10 años y en comunicarse y acercarse durante ese tiempo a ellos a 300 metros.

Los hechos ocurrieron el 5 de agosto de 2018 en San Jorge, donde el acusado, según el auto judicial, golpeó "repetidamente" a su suegro causándole "gravísimas lesiones" consistentes en un traumatismo craneoencefálico masivo "con gravísimo destrozo de la cara" que le provocó una hemorragia cerebral que le causó la muerte.Después arrastró el cadáver fuera del piso de la víctima hasta el ascensor del inmueble y bajó al garaje, donde arrastró el cuerpo hasta un vehículo de su propiedad aparcado allí, "presuntamente con intención de deshacerse del cadáver".Aunque volvió sobre sus pasos para intentar limpiar los restos de sangre, algunos vecinos vieron las machas y avisaron a lo policía, tras lo que se refugió en su domicilio, en el quinto piso del inmueble (su suegro vivía en el primero) y se negó a salir hasta que, pasadas varias horas y cuando se constató que se encontraba solo y no tenía la intención de abandonarlo, la policía accedió por la fuerza a su interior y lo detuvo.

UNA MUERTE A GOLPES

La víctima, que arrojó un resultado positivo en alcohol, recibió tal cantidad de golpes que falleció sobre las 14.00 horas como consecuencia de una hemorragia cerebral. Los golpes le causaron múltiples fracturas a nivel óseo y facial: tenía roto el macizo facial, ambos huesos nasales, el maxilar, el hueso cigomático (pómulo exterior), presentaba fractura desde la región frontal hasta la occipital y múltiples roturas en el hueso frontal, etmoides y esfenoides. La fiscal dice que la víctima falleció por la totalidad de los golpes recibidos, no siendo ninguno de ellos determinante de su muerte. El fallecido padeció un intenso dolor y sufrimiento antes de morir que fue directamente causado por el acusado y su muerte no fue instantánea. Por último, el acusado arrastró el cadáver fuera del piso, lo introdujo en el ascensor, lo bajó hasta el sótano y ya en el garaje lo arrastró y lo dejó en el suelo junto a un vehículo. A continuación, subió de nuevo al primer piso y limpió las manchas de sangre, las del ascensor, las del descansillo del inmueble y las del garaje.