Pamplona - Cristina del Valle, cantante del grupo Amistades peligrosas, es una activista feminista comprometida con la lucha contra la violencia contra las mujeres, por lo que, cada vez que actúa en una ciudad, realiza un encuentro con mujeres en su casa de acogida. Ayer participó en Pamplona en un encuentro organizado por Lunes Lilas en el que explicó que ha sido “víctima de violencia desde muy niña, y en los encuentros les transmite su experiencia como persona pública”. Del Valle aseguró que en el Estado “hay más de 300 casas de acogida a rebosar de listas de espera, donde decenas de madres se preguntan por qué tienen que estar escondidas si el que agrede es él”.

Las mujeres víctimas de violencia “se sienten responsables de que sus hijos e hijas tengan que aguantar esa situación, y además tienen que vivir un cuestionamiento social”, explicó. Una culpabilización con la que “hay que acabar. La violencia contra las mujeres es un problema que la sociedad causa a las mujeres, no un problema de las mujeres”, señaló.

Al respecto, afirmó que “tenemos una sociedad con una absoluta falta de concienciación, que todavía no está comprometida con la violencia en lo profundo y que desconoce el proceso por el que pasa la violencia y lo que ocurre en la psique de la mujer durante el maltrato”. Al respecto, del Valle señaló que “como sociedad nos queda un largo camino para que las mujeres podamos ejercer el derecho a ser ciudadanas de primera y no tengamos que vivir en la periferia de los derechos”.

denunciar la violencia A pesar de las esperanzas que deposita en el nuevo Gobierno “progresista” del Estado, del Valle se mostró preocupada con que haya “en las instituciones partidos que deberían ser ilegales por sus discursos que avalan la violencia contra las mujeres y cuestionan su palabra y las leyes fundamentales que protegen su vida”. Ante esto, del Valle animó al movimiento feminista y a la sociedad “a denunciar y no permitir la violencia contra las mujeres y que estas sigan siendo cuestionadas en una comisaría, en un juicio, en las calles, en los medios de comunicación o en el ámbito político”.

La activista destacó que el caso de Nagore Laffage marcó un antes y un después en la violencia sexual. “Cada vez más mujeres están denunciando esta violencia, que en muchos casos se vivía como responsabilidad de la mujer, que no tenía capacidad de decidir, al igual que pasaba en las violaciones dentro de las relaciones de pareja”, expresó del Valle, quien considera necesaria la modificación del código penal y la consideración de la agresión sexual y del no es no. “La violencia que sufren las mujeres por ser mujeres es un tipo de delito que tiene que tener un determinado tratamiento”, opinó.

Por otro lado, del Valle denunció la violencia que sufren las mujeres en la prostitución y en los vientres de alquiler. “El abolicionismo es la única manera de acabar contra la explotación del cuerpos de la mujere”, explicó. “Tiene que haber una transversalidad y un control en todos los ámbitos y una formación profesional en la perspectiva de género y el feminismo. En ello, en la educación, yo creo que radica la gran transformación de la sociedad”, concluyó.