PAMPLONA. El responsable de Tabaquismo en la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria en Aragón, La Rioja y Navarra (SEFAC ARN) y miembro de la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo, Joaquín Ríos, ha asegurado que "no hay ninguna evidencia científica que demuestre" que los cigarrillos electrónicos "ayuden a dejar de fumar".Así lo ha afirmado en el transcurso de la sesión formativa 'Tabaquismo 2.0 - Nuevas formas de consumo', que ha organizado este jueves el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Navarra. El objetivo de dicha conferencia ha sido dar a conocer los nuevos dispositivos de consumo que sustituyen al cigarrillo convencional, como el cigarrillo electrónico o los vapeadores, y advertir de sus riesgos.

Asimismo, el experto ha informado del marco social y mediático en el que se mueven dichos sistemas y del posicionamiento de la comunidad científica internacional.

Según ha informado Ríos, existen dos sistemas de consumo: por un lado, ENDS, que consiste en un mecanismo electrónico de administración de nicotina y que da lugar a productos como 'Blu' y 'Juul', y THPS, un sistema de calentamiento de tabaco que se materializa en productos como 'Iqos'.

"La comunidad científica está en contra de estos sistemas porque no hay ninguna evidencia científica que demuestre que ayuden a dejar de fumar, aunque se vendan como tal", ha afirmado Ríos. "Si así fuera, deberían estar sometidos a un control médico y dispensarse en la oficina de farmacia, tal y como sucede con los tratamientos con evidencia para la cesación tabáquica", ha asegurado.

Ríos ha explicado que, en otros países europeos, como Francia e Inglaterra, "sí se reconoce que estos dispositivos reducen los riesgos asociados al tabaco". Si bien, ha precisado que "Inglaterra, que cuenta desde hace años con una potente estructura para ayudar a dejar de fumar, sólo reconoce la validez de dicho producto para ese porcentaje mínimo de personas que, pese a haberse sometido a los programas de ayuda para abandonar el hábito, no lo ha conseguido".

El experto ha explicado que la idea del cigarrillo electrónico se remonta a 1963, si bien no fue hasta 2003 cuando fue desarrollada por un farmacéutico chino, Hon Lik para, "teóricamente, conseguir un dispositivo menos dañino que el tabaco". Después, "centenares de tabacaleras se hicieron con la patente y desarrollaron productos que no sabemos que contienen, porque no están regulados", ha censurado.

"Lo más peligroso de todo es que se están desarrollando sistemas que se dirigen a niños de 13 años, promocionados en las redes sociales y a través de influencers", ha criticado. "Se venden como productos novedosos, pero sólo cambian el medio de consumo; la barrera psicológica del fumador no se rompe, y tampoco se pretende hacerlo, porque el objetivo es que se siga consumiendo", ha concluido.