- Arantxa Sanz vive en casa de su madre con otras diez personas, entre ellas varios niños, todas de su familia. Pese a que la vivienda es bastante grande, convivir con tanta gente en un mismo espacio no es fácil para nadie y menos para alguien que atraviesa la situación de Arantxa: lleva varios años luchando contra sus problemas con el alcohol y hace dos se separó de su exmarido. “Hace unos diez años empecé a beber, vengo de una familia que ha tenido problemas con el alcohol y he convivido con ello”, relata esta mujer que hace tres años entró en Proyecto Hombre para que le ayudaran, pero no consiguió frenar las recaídas.

“Me divorcié hace dos años porque mi marido nunca me quiso apoyar y no me ayudaba a superar mi problema sino todo lo contrario. El juez dictaminó que cada uno viviría 6 meses en la casa que tenemos en Larrión (Tierra Estella), pero al final está alquilada. Ahora lo que quiero es poder venderla y llevarme mi parte para poder comprarme un piso”, señala.

Tras la separación, Arantxa se fue a vivir a casa de su madre donde asegura que el entorno no es el ideal para superar su problema con el alcohol: “Mi familia me ha apoyado siempre y ha luchado por mí todos estos años. Pero compartir vivienda con tantas personas es complicado y en mi situación lo que necesito es tranquilidad”.

Por ello, lleva más de dos meses viviendo en la comunidad terapéutica de Larraingoa, un centro residencial de la asociación Antox situado en el Valle de Erro, un recurso para tratar la dependencia a drogas y alcohol. Arantxa reconoce que le está costando, pero confía en que esta vez va a ser la definitiva y que va a superar sus problemas, pero apunta que el acceso a una vivienda es una dificultad añadida: “Si no es por mi madre estaría viviendo en la calle, pero necesito un espacio tranquilo para vivir. He intentado muchas veces buscar pisos de alquiler, pero en muchos me han dicho que no por el hecho de estar cobrando la renta garantizada”.

Arantxa ha trabajado como auxiliar de Enfermería de ayuda a domicilio. Pero, ahora, estando dentro del programa de Antox no puede trabajar y está cobrando la renta garantizada, una ayuda que, valga la redundancia, está garantizada como mínimo un año, pero que se ha convertido en un problema para acceder a un alquiler. “He buscado pisos para vivir y en todos me han dicho que no. La única solución que veo es vender mi casa y comprarme uno, pero tampoco es fácil”, comenta.

“Si no es por mi madre estaría viviendo en la calle. He buscado pisos pero no hay nada asequible”

Vecina de Larrión (Tierra Estella)