- La entrada de la fase 1 de desescalada de Navarra permite retomar la actividad a algunos servicios que, como los hoteles, estaban restringidos hasta ahora, si bien en esta nueva etapa tampoco podrán funcionar más que a su mínimo rendimiento al prohibir a los clientes el uso de zonas comunes.

Es el caso del hotel El Toro, en Berrioplano, que ya abrió sus puertas el pasado día 4 como una de las excepciones reguladas en el estado de alarma, que permite a un bajo número de hoteles funcionar como servicios mínimos, para personas que deben viajar por motivos inaplazables y necesitan alojamiento. Con solo cuatro trabajadores en el establecimiento y el resto en ERTE, el hotel ha tenido ocupadas un máximo de 7 de las 62 habitaciones con las que cuenta. “Aunque hayamos pasado a la fase 1 apenas van a abrir 4 hoteles en Navarra y con servicios mínimos como desayuno. No hay demanda de clientes. Solo tenemos trabajadores esenciales que estaban encontrando problemas para alojarse y por eso abrirmos, pero con ellos no tenemos ni un 10% de ocupación. La imposibilidad de viajar entre provincias hace que no tengamos clientes vacacionales y por ello esta fase 1 no nos va a afectar. En este tiempo, además, las previsiones ya han caído por completo. Se han perdido Sanfermines y estamos pendientes de qué pasa con las bodas, porque estamos ofertando doble fecha a quienes se casaban este año para darles la opción en 2021. Hay muchos enlaces a la espera de saber en qué condiciones se podrían celebrar bodas en verano. Por ahora, entre reuniones, congresos, bodas y comuniones, tenemos 123 eventos suspendidos”, manifestaba ayer la directora del hotel y presidenta de la Asociación de Hoteles de Pamplona, Sara Martínez. También espera que la capital navarra, por el entorno rural que la rodea y por la fortaleza de su sistema sanitario, sea una de las ciudades españolas que antes remonte en cuanto a la actividad hotelera.

Para su reapertura el pasado día 4 de mayo el hotel tomó estrictas medidas sanitarias, que ahora ofrece a sus clientes como garantía de estancia segura, y que pasan por el control de temperatura y uso obligatorio de guantes y gel desinfectante a la llegada; la instalación de mamparas de separación entre trabajadores y clientes; y la limpieza reforzada con desinfección con lámparas ultravioleta en todas las habitaciones. “En la actual situación, hacer la limpieza de una habitación de hotel nos lleva una hora y media”, reconocía Martínez. El cliente vacacional, con el que también llenan habitualmente el hotel, seguirá sin acudir por la prohibición de viajar, por lo que “la ocupación va a ser muy militada, a corto plazo se prevén muy bajas. Será un goteo que va a costar aumentar”.