El gobierno de Marruecos ha montado un hospital de campaña en Sidi Yahia del Gharb, al norte de Rabat, para tratar a las cerca de 700 personas que dieron positivo por coronavirus en los últimos dos días en esa región, la mayoría de ellas trabajadoras en una empresa navarra y otra sevillana del sector de los frutos rojos.

El ministro marroquí del Interior, Abdeluafi Laftit, indicó en declaraciones a la agencia oficial MAP que esas obreras y el resto de las personas infectadas serán trasladadas a partir de mañana al nuevo hospital.

Según pudo saber Efe, las jornaleras contagiadas con la COVID-19 habían sido momentáneamente trasladadas a residencias universitarias, un destino al parecer provisional mientras se ponía en pie el nuevo hospital de campaña.

Laftit agregó que tras descubrir este foco epidémico, las autoridades decidieron cerrar de forma provisional todas las unidades del embalaje de los frutos rojos en la región -que representan una de las principales fuentes de empleo en la zona- y sometieron a su plantilla a tests masivos.

El ministro precisó que las autoridades endurecieron las medidas de confinamiento en las comarcas de donde proceden estas trabajadoras, en una zona colindante con tres provincias (Kenitra, Larache y Uezán) para aislar este nuevo foco, el más grande desde la aparición del virus en Marruecos.

Asimismo, señaló que el Gobierno ha creado una comisión mixta que incluye los ministerios del Interior, Sanidad, Empleo y Agricultura para investigar las circunstancias de la aparición de este foco y determinar las responsabilidades.

El ministerio del Interior ha confirmado que esas infecciones masivas se registraron en plantas de dos empresas españolas, la sevillana Frigador y la navarra Natberry, con 457 y 103 casos positivos, respectivamente, lo que supone el mayor foco de contagio producido en un solo día en Marruecos desde el comienzo de la pandemia.