A pesar que la crisis del coronavirus haya puesto en pausa al mundo entero, hay algo que no ha podido detener, y es que la llegada del verano siempre trae consigo las ansiadas y necesarias vacaciones. Ahora, con restricciones de por medio y después de tener que dejarlo todo en stand by durante los meses de confinamiento, el sector del turismo, aunque de forma tímida ante la situación de incertidumbre, trata de suavizar el golpe de la crisis y vuelve a abrir sus puertas.

Aunque las vacaciones se presenten idílicas y parezca que nada podría estropearlas, el 6% de los navarros ha tenido problemas durante sus escapadas de verano que les han llevado a interponer alguna reclamación, siendo los desacuerdos con el alojamiento y el transporte el tipo de quejas más frecuentes. Así lo revela una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache, desde donde recuerdan la importancia de recoger todas las condiciones del viaje por escrito y conservarlas.

Las quejas en cuanto al lugar donde uno se va a alojar, ya sea en hotel, apartamento o camping, representan el 41% del total de reclamaciones. Así, gran parte de ellas están basadas en la falta de correspondencia entre las expectativas que ha creado el propietario sobre el estado y los servicios del alojamiento, y la realidad.

De esta forma, para evitar situaciones de este tipo, siempre es recomendable buscar que la reserva por escrito incluya datos concretos del alojamiento -número de habitaciones, distancia precisa a la playa, años de antigüedad, metros cuadrad os, electrodomésticos con los que cuenta…- y que concrete los servicios que ofrece.

Asimismo, siempre debe quedar clara la identidad de la empresa o el propietario -si es particular- y, especialmente en este último caso, conviene no pagar por adelantado o pagar la menor cantidad posible y exigir siempre un justificante. Si, aun así, el consumidor se encuentra con que el alojamiento no es lo prometido, lo recomendable es comunicarlo por escrito cuanto antes y, además, conviene atestiguar el problema con documentos o fotografías.

De igual forma, otro de los motivos de queja más habituales es el transporte y, más concretamente, el retraso de los vuelos. En este sentido, el 36% de los navarros que han puesto alguna queja lo han hecho por problemas con el viaje en avión, tren, autobús o barco.

demoras superiores a tres horas

En cuanto a los viajes en avión, en los vuelos que salen de la Unión Europea o llegan a ella -en este último caso la compañía debe ser europea y el país de salida no contemplar compensaciones-, si el retraso supera las tres horas, además de ofrecer comida y bebida, la compañía contratada deberá pagar indemnizaciones de entre 250 y 600 euros, en función de la distancia del vuelo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas compensaciones no se están aplicando en los vuelos cuya cancelación fue provocada por el estado de alarma.

El otro gran problema de los vuelos son las pérdidas, daños o retrasos de las maletas. En este sentido, lo más importante es interponer un Parte de Irregularidad de Equipaje en el puesto de la compañía en el mismo aeropuerto -conviene rellenar uno por viajero- y, una vez completado el parte, se puede efectuar una reclamación formal: hay un plazo de 7 días si es por daño y de 21 días si es por retraso.

Tras el alojamiento y transporte, las quejas más frecuentes puestas por los viajeros -en menor medida, el 14% del total de reclamaciones- tienen que ver con los problemas con las agencias de viajes y los establecimientos de hostelería. En un viaje organizado a través de una agencia ésta tiene que garantizar que el viaje contratado ofrece todos los servicios prometidos. Así, esto debería evitar que el consumidor tenga que reclamar directamente a la compañía de vuelo o al alojamiento reservado.

El mismo porcentaje que las agencias suponen las reclamaciones a establecimientos de hostelería, que suelen tener que ver con la mala calidad de los alimentos ofrecidos, problemas en las reservas, con los precios del servicio y, en alguna ocasión, con la falta de higiene del local.

Por otra parte, con el crecimiento y la consolidación de las reservas y compras por internet, cada vez son más las personas que contratan sus vacaciones a través de páginas web que actúan como intermediarias. En ocasiones se producen incumplimientos y, aunque el consumidor reclame a la página de internet en la que contrató el viaje, en muchas ocasiones la web se exime de cualquier responsabilidad. En estos casos, es muy importante que el consumidor se fije con quién hace las reservas y, por supuesto, que conserve los contratos o condiciones de éstas. En ocasiones también es útil guardar capturas de pantalla.

consejos

Qué hacer antes y después de viajar. Si tiene que viajar a un área en la que se haya informado sobre la transmisión comunitaria de covid-19, vigile su estado de salud durante el viaje y tras su regreso; no viaje si está enfermo o tiene fiebre y tos; asegúrese de cumplir con la higiene de las manos y de mantener una distancia mínima interpersonal; si comienza a tener fiebre o síntomas respiratorios como dificultad para respirar o tos, solicite atención sanitaria inmediatamente; informe a su médico sobre su historial de viajes y antes de visitar un centro sanitario haga todo lo posible por explicar por teléfono su situación.

A tener en cuenta. Manténgase informado sobre los consejos de salud que se proporcionen en su localidad, tanto antes como durante su viaje. Todos los viajeros deben tener en cuenta que las autoridades locales pueden comenzar a aplicar restricciones de viaje y medidas de control sanitario a los viajeros que entren o salgan del país. Algunos países pueden contar con sus propias restricciones de permisos e incluso pueden haber paralizado los vuelos, lo cual dificultaría los viajes.

Responsabilidad social. Debido a la crisis del coronavirus, conviene más que nunca buscar compañías y alojamientos que ofrezcan al consumidor toda la confianza, especialmente en cuanto a seguridad sanitaria. Al mismo tiempo, es igualmente importante extremar las medidas higiénicas y cumplir las indicaciones indicadas en cada lugar, como un modo de protección propia y de responsabilidad social.