La incidencia de la covid-19 ha descendido en Navarra un 19% en la última semana, después de varias en las que la curva de contagios no dejaba de crecer, con la mayoría de días por encima de los 300 casos, en los que incluso se llegó a superar la barrera de los 400. Pero por otra parte, la incidencia ha crecido en el grupo de edad de mayores de 75 años, lo que preocupa especialmente al tratarse de personas más vulnerables ante el virus.

En cualquier caso, las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno foral -como los confinamientos de localidades o las restricciones de aforos y horarios para el conjunto de la comunidad- y el "esfuerzo de la ciudadanía" ha hecho que, en estos momentos, Navarra se encuentre en una "situación de meseta", según avanzó ayer la consejera de Salud, Santos Induráin en una rueda de prensa en la que también participaron el director general de Salud, Carlos Artundo, y la directora del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), Marian Nuin. Pese a la tendencia a la baja, los responsables de Salud mostraron su preocupación ante la "mala noticia" de que se incremente la incidencia en las personas mayores de 75 años, lo que puede tener una repercusión negativa en los ingresos y las defunciones, al tratarse de personas más vulnerables.

Los casos diarios se han consolidado ahora en torno a los 300 positivos -253 en la última jornada- y junto a una ocupación hospitalaria "estable", hacen que los responsables de Salud vean una cierta ralentización en la propagación del virus. No obstante, en su intervención de ayer, Induráin -que quiso hacer un balance más amplio y reposado de las grandes cifras- sostuvo que, pese a la tendencia descendente, los contagios actuales están en "números y tasas que siguen siendo elevados" y que "confiamos en rebajar".