oy está previsto que sea el último día en el que la sociedad pueda disfrutar de un café, un pintxo o un vermú en los bares y restaurantes de la geografía navarra, al menos durante los 15 días -aunque prorrogables- que durará la aplicación de las nuevas medidas extraordinarias para atajar la segunda oleada de la covid-19 decretadas el pasado lunes por la tarde por la presidenta María Chivite María Chivite.

También será la última jornada en la que los domicilios particulares puedan albergar reuniones con personas no convivientes y transcurrirán las últimas horas donde las fronteras de la Comunidad Foral permanezcan abiertas antes de restringir las entradas y salidas desde la medianoche de hoy. Y es que Navarra ya supera los 1.000 casos de incidencia acumulada en dos semanas, una cifra que podría poner en riesgo el sistema sanitario y que hay que reducir, aunque nunca llueva a gusto de todos y haya discrepancias respecto al camino que ha tomado el Gobierno foral en esta lucha contra el coronavirus.

"El virus no solo se contagia en los lugares de ocio"

La clausura de la restauración junto a la reducción de aforos en otros sectores derivará en que las calles de la capital navarra queden cada vez más y más desiertas, algo que afectará directamente a los comercios y minoristas que se verán salpicados por la caída de la actividad. "Es cierto que la medida que más ha podido sorprender e incluso cabrear haya sido la de cerrar los bares, pero el problema es que son ellos los que mueven en gran medida a la gente y, sin este voy y vengo de personas las tiendas también tendrán menos clientes", anticipó María Bonjorn Callao, quien aseguró haber estado el lunes pendiente de la rueda de prensa de la presidenta para saber "qué será de nosotros y qué restricciones van a hacer que vayamos a mejor".

Unas restricciones que, aunque hayan crispado a un sector amplio de la sociedad que se encuentra cansado tras nueve meses de pandemia, ha aliviado a muchas otras personas que entienden que "ya había llegado el momento de ponerse más estrictos". "Creo que la situación de la covid ya se estaba yendo de las manos, pero habrá que valorar pasadas estas dos semanas para ver si estas restricciones más severas han dado los frutos esperados y frenamos la segunda oleada", valoró Bonjorn.

Sin embargo, esta zaragozana asentada en Pamplona admitió que hay restricciones que aún no consigue entender porque "hay sectores en los que las medidas son muy estrictas, como en la hostelería, y en otros en los que no, como en el transporte público donde ya se empezaban a ver aglomeraciones. Me parece positivo que por fin se hayan limitado los aforos también en las villavesas, porque el virus no solo se transmite cuando estamos disfrutando del ocio, sino que también cuando hacemos cosas que no podemos evitar como ir a trabajar", manifestó.

"Las medidas son excesivas, se ha atacado directamente a la hostelería"

Hay incluso quien piensa que los recintos hosteleros son unos de los lugares "más seguros" frente a la covid-19 porque "se garantiza que haya distancias de seguridad y las mesas se desinfectan cada vez que va haber un cambio de cliente". Algo que "no podemos saber si se cumple en las casas privadas, la calle u otros lugares donde los aforos no estaban tan limitados como en los bares", dijeron Mari Feli Ponce, Mari Jose Becerro y Silvana Estrella, que se resguardaron ayer del frío dentro del Chez Belagua en la calle Estafeta de la capital navarra.

Para estas mujeres las nuevas medidas adoptadas por el Ejecutivo foral "se han excedido demasiado solo con algunos y han ido a atacar a un sector que hasta el momento ha respetado las medidas a raja tabla porque saben que es la única manera de sobrevivir" a esta crisis "que va a volver a dejar ERTE y a gente en la calle. Si van a endurecer las medidas, que lo hagan con todas", aseveraron.

"Deberían penalizar a quien no cumple en lugar de castigar al que sí"

"¿Y ahora qué hacemos los jubilados sin poder ir a echar el café por las mañanas?", comentó ayer por la mañana Sebastián Asensio que refugiaba debajo del paraguas mientras hablaba con su amigo Felisin con el que caminaba por la Plaza del Castillo. A pesar de permanecer "tranquilo" al saber que Navarra es la comunidad que más pruebas PCR realiza, Asensio creyó que "si cada uno no es responsable de lo que hace, no va haber medidas que puedan frenar al maldito bicho". Y es que "de puertas para adentro poco se puede controlar lo que pasa, porque no se puede poner un policía para cada persona", apuntó.

En este sentido, Asensio señaló que el Gobierno de Navarra debería valorar "endurecer las penalizaciones para la gente que no cumple en lugar de castigar a quienes lo han hecho todo bien".

"No es un problema de un sector concreto"

Los clientes de establecimientos de hostelería mostraron opiniones dispares respecto al cierre de los bares y restaurantes durante al menos dos semanas. "La hostelería no tiene la culpa. El tema es que nos apilamos alrededor de los bares y al final son ellos los que lo pagan. Pero realmente ya es un problema de cada uno más que de un sector en concreto", aseguró Maite Arana, que tomaba un café con cuatro amigas en una terraza de la Plaza del Castillo.

Amaia Mentiltxentorena y Pablo Alonso tampoco compartían la bajada de persiana durante un mínimo de 14 días. "Cerrar la hostelería por completo no me parece bien. Si se mantienen las distancias de seguridad, se limpian las mesas después de cada consumición€ los bares podrían seguir funcionando", comentó Amaia, que era partidaria de haber mantenido las últimas restricciones: "Cuando más gente hay consumiendo en la hostelería es a las noches. Entonces, nos deberíamos haber quedado con el cierre a las 10 de la noche. Pero no más", incidió. Pablo no se esperaba el cierre anunciado el lunes: "Me pilló por sorpresa. Pensaba que se iba a quedar como hasta ahora, con las limitaciones de aforo en el interior y en terrazas y con el cierre adelantado".

Tomás tampoco entendió la medida anunciada el pasado lunes por el Gobierno de Navarra. "Me sentó muy mal. Es discriminatoria para los que se dedican a la hostelería. Yo soy autónomo y si me obligasen a cerrar mi tienda yo la abriría", aseguró Tomás, que consideró "ridículas" las anteriores medidas: "Parece ser que a partir de las 10 de la noche tienes más posibilidades de contagiarte".

También hubo clientes que apoyaron el cierre de los bares y restaurantes: "Me parece una medida correcta y acertada", aseguró Ainara Sánchez. En la misma dirección, María vio con buenos ojos la bajada de persiana y sostuvo que esa decisión se debía haber tomado semanas atrás: "Los bares se tenían que haber cerrado antes tal y como venía la evolución de contagios e ingresos en la UCI". Por eso, añadió que las anteriores restricciones no le parecían suficientes: "Con la que nos estaba cayendo, el aforo al 30% en el interior, terrazas al 50% y cierre a las 10 de la noche me parecían unas medidas bastante permisivas".

La protesta de los hosteleros en Pamplona

La protesta de los hosteleros en Pamplona

"Estamos tocados y hundidos"

Los dueños de los establecimientos de hostelería estaban bastante enfadados con el cierre anunciado el lunes por el Gobierno de Navarra, aunque reconocieron que no les había sorprendido teniendo en cuenta los precedentes del Ejecutivo foral con el sector.

"Son medidas prácticamente definitivas y catastróficas", auguró Juan Carlos Oroz, dueño del restaurante sidrería Chez Belagua, que afirmó que las medidas no eran las "adecuadas" y que el Gobierno se estaba "equivocando" de sector. "Llevamos ya más de un mes sin barra, cerrando a las 12 y después a las 10 y con grupos de máximo seis personas. La semana pasada nos volvieron a limitar los aforos y aún así la curva sigue creciendo. El propietario del Chez Belagua añadió que "el mayor fracaso" del Ejecutivo había sido "no llegar a la conciencia de la gente para que actuemos como hay que actuar. Nosotros nos hemos cansado de hacer de policías para que los clientes se pusieran la mascarilla, para que estuvieran sentados o en grupos de máximo seis personas". El restaurante anunció que iba a mandar al ERTE a sus 18 trabajadores durante al menos dos semanas, pero que aún así su economía se iba a ver muy tocada: "Tenemos el alquiler, la asesoría, luz, agua, deudas contraídas con el anterior cierre, devoluciones bancarias y de capital que hay que hacer cada mes ineludiblemente...", recordó con preocupación.

La misma realidad transmitió el dueño del Fitero, Javier Vinacua: "Hay que tomar medidas porque la realidad sanitaria es muy mala, pero hay otras cosas que no están cerradas y que también tienen peligro". Vinacua describió la situación del sector "muy mala" y aseguro que estaban "tocados y hundidos". Según él, el cierre de los bares iba a provocar que las comidas se trasladasen a las casas, "donde no hay tanto control y la gente se relaja más".

"No podemos saber lo que pasa de puertas para adentro y no puede haber un policía para cada persona"

Pamplonés

"Cuando más gente hay en los bares es por la noche, por eso deberían haber mantenido el cierre a las 22 h"

Pamplonesa

"El cierre de los bares afectará a las tiendas que, al haber menos gente en la calle, tendrán menos clientes"

Zaragozana

"Si van a endurecer las restricciones que lo hagan de la misma manera en todos los sectores"

Pamplonesa