La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra juzga desde el lunes y hasta el jueves a un policía nacional acusado de un delito contra el deber de perseguir delitos y de otro delito continuado de violación de secretos, al entender la acusación particular que preavisó a su cuñado de que estaba siendo investigado como autor de una violación que investigaba el propio grupo policial en el que trabajaba el ahora acusado. Piden para él 4 años y medio de prisión y 8 de inhabilitación. La Fiscalía reclama sin embargo la absolución y la acusación se sustenta en la denuncia interpuesta por dos jóvenes, que denunciaron en los puentes forales de 2016 haber sido víctimas de una doble agresión sexual con alguna sustancia de sumisión química tipo burundanga. Ellas denunciaron que presentaban signos de haber sido agredidas en un piso del barrio de Erripagaña de Pamplona por dos varones que supuestamente habían conocido la noche anterior en el Casco Viejo y de los que incluso desconocían cualquier información, salvo que se despertaron insconscientes, conmocionadas y doloridas en el inmueble de uno de ellos. La investigación de estos hechos correspondió a la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional, brigada a la que pertenecía el acusado, que era su vez cuñado de uno de los investigados y no reveló tal dato a sus superiores mientras las pesquisas seguían adelante. Al policía se le acusa de dar un supuesto chivatazo a su cuñado para preavisarle de que estaba siendo investigado junto a su amigo.

El acusado era funcionario del grupo V de Familia y Mujer desde el 22 de noviembre de 2016, donde prestó sus servicios hasta el 27 de diciembre de ese año cuando fue expulsado tras descubrir sus superiores, al proceder al arresto de su cuñado, que eran familia y que el agente procesado no había informado de tal hecho. La jueza de Instrucción 1 de Pamplona ya declaró la apertura del juicio oral, pero sin embargo aún no ha terminado la investigación sobre el asunto matriz, precisamente la supuesta violación doble con uso de burundanga. La acusación particular, que ejerce el abogado José Luis Beaumont Aristu, subraya que el acusado antes de que el grupo iniciara la investigación tuvo conocimiento de la perpetración de un delito contra la libertad sexual por parte de su cuñado en la madrugada del 7 al 8 de diciembre de 2016 y no realizando actuación alguna para su denuncia y persecución. Asimismo, en fechas posteriores y antes de que su cuñado fuera detenido el 27 de diciembre, el acusado tuvo acceso por su pertenencia al grupo a toda la información existente en el mismo sobre la investigación en curso. "Todo ello según la acusación permitió a su cuñado informar de todo ello y permitir a los dos investigados eliminar de sus teléfonos móviles numerosos archivos, prepararse para la detención y preparar su estrategia".

El acusado no se presentó en el trabajo el 23 de diciembre, alegando estar enfermo, demorando hasta el 2 de enero de 2017 la presentación de un justificante de inasistencia al servicio por motivo de gastroenteritis. Con tal ausencia el acusado no participó ni en las detenciones ni tampoco en la diligencia de entrada y registro domiciliario. Durante los días previos a los arrestos, la inspectora jefa del grupo informó a los agentes integrantes del mismo (entre ellos al acusado) del desarrollo de la investigación y de la detención prevista. Durante el arresto del cuñado investigado por violación, los policías se sorprendieron de que tardara media hora en abrir la puerta pese a que estaba en el interior porque los policías le vieron entrar en su domicilio y de que simulara levantarse de la cama entonces. Además, en el atestado policial incoado, los policías que le detuvieron mostraron la extrañeza por la falta de sorpresa por la detención y por el delito que la motivaba. Un inspector manifestó que era la primera vez que observaba una reacción tan neutra por parte de un detenido por un delito así. Precisamente, cuando este era trasladado a la comisaría, la jefa del grupo se percató de que en su teléfono móvil figuraba como fondo de pantalla el rostro de una niña que a la inspectora se le hizo familiar. Por ello, le preguntó por la identidad de la menor, a lo que el detenido respondió que era su sobrina, hija del policía acusado. Así, de modo casual, se descubrió la relación familiar entre ambos, lo que causó su expulsión del grupo policial.