efendemos un Sistema Público de Educación, de titularidad y gestión pública, como eje vertebrador y fundamental del sistema educativo, el ciclo 0-3 años, incluido. Para nosotras, la escuela pública es la única garante del derecho universal a la educación en condiciones de igualdad, la que más y mejor asegura la convivencia democrática de personas con distintas procedencias socioculturales; y por ello, la que mejor contribuye a la equidad y la cohesión social.

Un factor clave para combatir las desigualdades sociales, es hacer efectiva la plena inclusión social de la población en edad escolar, evitando todo intento de segregar, diferenciar o clasificar. En el ciclo 0-3, también y sobre todo.

¿Qué características ha de tener ese ciclo, en tanto a su carácter no obligatorio, en tanto a las grandes progresiones que se producen en esta etapa de la vida en el desarrollo madurativo en lo biológico, lo psicológico y lo social, y en tanto al despliegue de recursos innatos que permiten al niño y a la niña un paulatino y creciente control al medio que le rodea y sobre sí mismo/a en su búsqueda de apego? Algunos apuntes:

El desarrollo físico social e intelectual, la autonomía personal, la relación con el entorno, así como la comunicación y el lenguaje infantil son las grandes finalidades e intenciones educativas en esta primera etapa de la vida. Unos aprendizajes que serán la base de una buena salud física y mental. Cuestiones tan importantes para un crecimiento armónico y el ejercicio de la vida adulta, tales como, la seguridad emocional, la identidad, el desarrollo de aptitudes, la construcción de una imagen positiva de uno mismo y de una misma, la autonomía personal, los hábitos de control corporal, las pautas de convivencia, han de formar parte del currículo del primer ciclo de la educación infantil.

Es absolutamente, necesaria una organización pedagógica de cada centro desde la inclusión, así como la continuidad y progresión a lo largo de toda la etapa 0-6 y las siguientes.

Cada centro ha de tener la autonomía pedagógica suficiente para organizar sus enseñanzas, de modo que su oferta educativa se pueda ajustar al máximo a las demandas, características y necesidades de su alumnado y de su entorno. Por lo tanto, la oferta debería ubicarse lo más cercanamente posible al domicilio familiar.

Respecto a la lengua escolar, también en este ciclo ha de mantenerse el principio general, de proteger y normalizar el uso y el conocimiento de, al menos una de las dos lenguas oficiales de Navarra.

La inclusión de una segunda lengua es posible, es evidente que no es preciso tener una edad mínima para empezar a adentrarse en la riqueza lingüística de un segundo idioma. No obstante, no se trata simplemente de elegir una política lingüística ni siquiera de construir su identidad lingüística y cultural mediante la integración en ella de una experiencia plural de aquello que es diferente a lo propio; se trata de desarrollar la capacidad de aprender a partir de esta misma experiencia plural de relacionarse con varias lenguas y culturas. No deberíamos obviar que en algunas escuelas infantiles convive alumnado cuya lengua materna no es ni el euskera ni el castellano, en algunas de ellas son el 50% del alumnado. Ni tampoco los vínculos afectivo-emocionales que se generar en el entorno familiar y también en la escuela.

Respecto a los vaivenes en el ayuntamiento de Pamplona, decir que los experimentos, en todo caso, se hacen con gaseosa. En nuestra opinión es preciso regular el 0-3 mirando largo, como etapa educativa a todos los efectos, para una reorganización de los recursos actuales con la participación de los y las profesionales con amplia experiencia y que llevan años trabajando con el alumnado de 0-3 años; y por supuesto considerado criterios pedagógicos principalmente.

Ya va siendo hora de que el departamento de Educación del Gobierno de Navarra asuma la universalización de la oferta de plazas públicas de Educación Infantil desde los 0 a los 6 años, garantizando su carácter plenamente educativo.

*Firman este artículo: Isabel Burbano Sánchez, Laura Jiménez Díaz, Ane Sánchez Jiménez, Cristina Laínez Gavari y Marisa De Simón, componentes del área de Educación de IUN-NEB