Un vecino de Tudela de 40 años de edad ha sido condenado recientemente tras alcanzar un acuerdo en el Juzgado de lo Penal número 3 a seis meses de prisión por un delito de atentado después de que intentara atropellar a dos agentes del Guarderío Forestal de Medio Ambiente cuando fue interceptado en un paraje de la Ribera, catalogado como suelo forestal y por el que está prohibido que circulen vehículos a motor. El acusado, que aceptó los hechos y por lo tanto la sentencia condenatoria es firme, también debe indemnizar con 240 euros a cada uno de los guardas por los dos delitos leves de lesiones e indemnizar a uno de ellos con 280 euros y al otro con 320 euros por las heridas que les causó cuando aceleró para intentar atropellarles.

El escrito de acusación con el que se conformó el acusado narra que J.G.I., vecino de Tudela de 40 años y que carece de antecedentes penales, se encontraba sobre las 19.20 horas del 20 de agosto de 2019 con varios amigos en un paraje natural perteneciente al término municipal de la capital ribera. Todos ellos se encontraban conduciendo motocicletas de tipo enduro y motocross y circulaban campo a tráves por una de las parcelas, en un paraje conocido como Monte de Canraso, dentro del citado término de Tudela. Este lugar está catalogado como suelo forestal y por el mismo está prohibida por la normativa foral la circulación de vehículos a motor.

El tránsito de este grupo de motoristas alertó a dos de los guardas forestales de Medio Ambiente, que estaban realizando su trabajo y portaban los correspondientes uniformes, con lo que estaban debidamente identificados. Así, los agentes decidieron intervenir y se dirigieron hacia los motoristas para que detuvieran sus vehículos y poder así proceder a su identificación. Sin embargo, en ese mo-mento, tres de los conductores lograron marcharse del lugar y, finalmente, el cuarto que componía el grupo fue interceptado por uno de los guardas que se puso delante de él para que no pudiera escaparse.

No obstante, continúa el escrito, a pesar de que el agente procedió a identificar al motorista, que era el acusado, este hizo caso omiso a la orden de parada que había recibido, intentado en todo momento marcharse del lugar, por lo que, al ver lo que estaba sucediendo, acudió en su auxilio el otro guarda. En ese momento, el procesado, con evidente ánimo de menospreciar la función que desarroban los agentes, aceleró su motocicleta e intentó atropellarles.

De esta forma, para evitar ser arrollados, los dos agentes sufrieron diversas lesiones en el incidente. En el primero de ellos consta que sufrió una herida superficial en la tibia y un esguince en el hombro derecho , lesiones que tardaron en curar sin secuales siete días durante los cuales no permaneció incapacitado para sus ocupaciones habituales. El otro agente sufrió otras lesiones consistentes en contusión en rodilla izquierda, cervicalgia, lumbalgia y erosiones en ambas manos, lesiones que precisaron de siete días para sanar.

LA EROSIÓN DEL TERRENO

LA EROSIÓN DEL TERRENO

La regulación en Navarra sobre las actividades a motor en el medio natural intenta prevenir los aspectos negativos que puede acarrear esta práctica si se realiza de manera incontrolada. Uno de los aspectos negativos más importantes es la erosión, tanto directa (la producida por las motos sobre el suelo) como indirecta (las roderas creadas por la moto son aprovechadas por el agua para circular y aumentar el fenómeno erosivo, dejando el terreno desprotegido). También tiene influencia sobre la vegetación (destrucción directa y retardos en el crecimiento) y perjuicios sobre la fauna (destrucción del hábitat, el aumento del riesgo de atropello y molestias derivadas de la circulación). Por último, no hay que desestimar el aumento del riesgo de incendios que trae aparejada la circulación de estos vehículos por lugares con abundante vegetación.

En los últimos años ha habido una gran proliferación del número de este tipo de vehículos a motor en el campo que abandonan las pistas permitidas y circulan campo a través. Esto, además de las consecuencias negativas para la biodiversidad anteriormente citadas, tiene efectos negativos para ganaderos, agricultores y habitantes del medio rural en general. Tampoco hay que olvidar los conflictos que se generan con particulares -viandantes, ciclistas, etc.- que quieren disfrutar del medio natural en un entorno seguro y tranquilo, así como la atención de requerimientos por parte de ayuntamientos que trasladan la problemática cuando afecta a sus términos.