- La consejera de Salud, Santos Induráin indicó ayer que son la Administración “los principales interesados en que todas las plazas que salen a OPE sean ocupadas”. Induráin realizó estas declaraciones en una comisión parlamentaria solicitada por EH Bildu, para que informara sobre el concurso-oposición de 24 puestos de trabajo fisioterapeuta de Osasunbidea, después de que sólo aprobaran 12 (un 2%) de casi 800 aspirantes.

La consejera de Salud también incidió en el “respeto escrupuloso” por la autonomía de los tribunales, integrados también por personal sanitario. A pesar de ello, mostró su firme compromiso de en cualquier caso monitorizar “el desarrollo y desenlace de esta OPE con el objeto de un aprendizaje continuo también en esta vertiente”.

Induráin también insistió en que la oposición correspondiente a las 24 plazas de Fisioterapia no ha sido el único que ha cosechado malos resultados en este curso. Precisó que las especialidades de TCAE, Técnico de Alimentación, Terapeuta ocupacional y TER, también tuvieron “valores bajos” con un 11%, 7%, 7% y 6% en cada caso.

Para Txomin González, de EH Bildu, la normativa “deja entrever falta de adaptación a las circunstancias actuales” cuando “se podrían desarrollar directrices y criterios para garantizar que la prueba selectiva se acote a las funciones y competencias a desarrollar en los puestos que se convocan”.

Cristina Ibarrola, de NA+, señaló que la OPE de fisioterapia es “una torpeza” y “la demostración de la incompetencia” del Gobierno porque hay sistemas que solucionarían el problema “sin interferir en la independencia” del tribunal, como una campana de Gauss para la mediana de los aprobados.

Por el PSN, Patricia Fanlo apostó por reducir la eventualidad que se arrastra de años, entendido el “malestar y la frustración” de los opositores, y pidió “una revisión de cómo se están elaborando los exámenes o si se deben encargar a un ente especializado”.

Ana Ansa, de Geroa Bai, recordó que las oposiciones deben guardar “un equilibrio entre la dificultad de la prueba y las características del puesto”, ya que quizá se ponen niveles “demasiado altos”, el de los opositores “es demasiado bajo” o “no se diseña bien” el examen, por lo que defendió “repensar el sistema” garantizando un nivel mínimo.