- Ya en los 90, David Beriáin, mientras estudiaba en la Universidad de Navarra (UN), sorprendió a sus profesores con su "enorme vocación por hacer un periodismo de calidad y de servicio, en definitiva, un periodismo comprometido. Ningún tipo de periodismo es fácil, pero él siempre quiso ir por los caminos más complicados, aquellos que tienen que ver con las personas que sufren". Así lo recuerda Ramón Salaverría, amigo y antiguo profesor de Beriáin, quien vio como aquel alumno inquieto partía hacía Argentina nada más terminar sus estudios "para trabajar en un periódico situado territorio complicado en el que confluían el contrabando, pequeñas mafias y demás conflictos". Fue desde aquel primer momento cuando quienes le conocían, sin saber qué iba a terminar ocurriendo 20 años después, ya comenzaron a decirle "ándate con cuidado. Este mensaje le ha acompañado hasta el último momento de su carrera", lamenta Salaverría.

Por mucho que Beriáin fuera consciente de los peligros a los que se enfrentaba, "su compromiso y sus valores a prueba de bomba" lo hicieron llegar a donde ningún periodista había llegado antes. Sin embargo, subraya Salaverría, el periodista navarro "no era un temerario en absoluto. Se puede pensar que quien se dedica a esto es una persona adicta a la adrenalina, pero el caso de David era diametralmente opuesto. Él era una persona serena, pausada en sus formas, pero contundente. Tenía una enorme humanidad y era un tipo que no juzgaba, sino que trataba de entender. A veces el periodismo rápidamente cae en establecer buenos y malos. Él lo que hacía era tratar de contar las historias de personas que en ocasiones tenían un componente hasta siniestro: asesinos, presidiarios, narcotraficantes, miembros de la guerrilla. Él no tenía ningúnreparo en acercarse a esas personas, porque sabía que incluso en ellas hay un fondo de humanidad con el quecontactar. Trasladar esas historias, esas realidades, era para él un deber ético, y así lo ha hecho literalmente hasta el último momento de su vida", asegura su amigo. De hecho, esta fue una visión del periodismo que año tras año la UN acercaba a sus alumnos: "Para la Facultad de Comunicación era un verdadero lujo contar con él. Era el mejor orador que podías imaginarte delante de unos futuros periodistas. Era alguien que había pasado literalmente por esas mismas aulas y que había demostrado con su trabajo hasta dónde se puede llevar el periodismo de calidad. Solemos referirnos a grandes periodistas norteamericanos o británicos como los referentes del grande periodismo, pero habría que decirlo alto y claro: uno de los mejores periodistas de los últimos 25 años es de Artajona. Así de claro".