l pueblo de Valtierra se vio ayer sorprendido cuando el incendio originado en el Vedado de Eguaras, que parecía haber sido controlado durante la noche del martes al miércoles, volvió a cobrar fuerza con los cambios en la dirección del viento y con las subida de las temperaturas hasta alcanzar los 39ºC en la Ribera.

Manuel Resa, alcalde de Valtierra, aseguró ayer que, aunque las pérdidas económicas no vayan a ser importantes, "ecológica y sentimentalmente hablando" el incendio que ha asolado un tercio de la reserva natural del Vedado de Eguaras -acorde a las primeras mediciones del Departamento de Medio Ambiente- ha supuesto "una catástrofe para Navarra, y en especial para los pueblos de alrededor".

El mayor miedo ayer, dijo Resa, era que las llamas alcanzaran la altura suficiente para quemar los árboles de la zona, en su mayoría pinos, ya que repoblar la zona de esta flora en concreto "costaría al menos 50 años", algo que también repercutiría en la fauna de la zona al perder "una de las pocas zonas verdes del lugar".

A pesar de que los fenómenos naturales como las altas temperaturas, la escasez de lluvias y el viento sean los principales amigos del fuego, Resa pidió a la sociedad que evite favorecer estos incendios y se dirigió en especial a los agricultores y ganaderos a los que aconsejó que "a la hora de usar maquinaria dispongan de una cisterna de agua para poder apagar cualquier fuego antes de que sea tarde".

Asimismo, propuso una medida "de la vieja escuela" para evitar estos siniestros como es dejar entrar al ganado en los campos para que estos los limpien de rastrojos y matas que son "gasolina pura cuando salta cualquier chispa" provocada por maquinaria para cosechar el campo, como todas las hipótesis apuntan que ha podido ser en este caso