- Con el foco puesto en la prevención de todo tipo de riesgo que afecte al trabajador, desde IMQ Prevención apuestan por la formación en las empresas definida en función de un diagnóstico inicial para crear entornos de trabajo seguros. Su meta inmediata es la conectividad que les acerque a los clientes para así facilitarles la gestión preventiva.

¿Cuál es actualmente la principal amenaza para la salud de los trabajadores, los riesgos psicosociales?

—Los riesgos para la salud de las personas trabajadoras siguen siendo los mismos de siempre, pero desde la aparición de la pandemia de la covid 19 han tomado mayor protagonismo los derivados de los factores psicosociales.

¿La pandemia ha provocado una mayor incidencia de tales riesgos?

—Sí. El ámbito laboral es un reflejo de lo que ha ocurrido a nivel social. Desde que se inicia la pandemia, el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad y la depresión fueron, respectivamente, cinco, cuatro y tres veces más frecuentes de lo que habitualmente reporta la Organización Mundial de la Salud, y estos datos tienen su reflejo en el ámbito laboral. Mientras estuvimos en estado de alarma hubo sectores como el sanitario, el sociosanitario, alimentación y transporte, que estuvieron muy tensionados por la carga de trabajo a la que tuvieron que enfrentarse y por las condiciones en las que llevaban a cabo sus tareas. En otros sectores, los cierres de los establecimientos, como en la hostelería, en los comercios no esenciales, los ERTEs, generaron una gran incertidumbre ante el futuro. En las empresas industriales y de servicios, aquellos que podían desarrollar su actividad a través del teletrabajo hicieron una inmersión forzosa en esta nueva forma de desarrollar su trabajo, teniendo que compaginar su vida laboral con el resto de la familia, que también estaba trabajando o estudiando, o en algunos casos, incluso con la crianza de menores. Así que nuestras vidas cambiaron en un abrir y cerrar de ojos y eso de una manera u otra nos ha afectado a nivel psicológico y ha traído consigo un aumento de los daños derivados de los riesgos psicosociales.

¿Las evaluaciones de estos riesgos centran la principal actividad de IMQ Prevención?

—Es una actividad importante, que está creciendo mucho en el último año, pero no es la principal. A pesar de que la realización de la Evaluación de Riesgos Psicosocial es de obligado cumplimiento para las empresas, tal y como establece la Ley 31/1995 o como señala el Criterio de Inspección de Trabajo, publicados este 2021, muchas empresas siguen siendo reacias a llevarlas a cabo.

¿Cómo las llevan a cabo en las empresas?

—Lo primero para poner en marcha una Evaluación de Riesgos Psicosocial es elegir la metodología de trabajo explicando las diferentes metodologías existentes, aunque desde IMQ Prevención apostamos por nuestra metodología, el ICMA 37, validada metodológicamente por la UPV. Una vez consensuada empresa y la parte social, la metodología de trabajo, realizamos una campaña de comunicación, donde se informa a todas las personas trabajadoras que se va a poner en marcha la evaluación de riesgos y la importancia que tiene la participación de todas y todos los trabajadores. La toma de datos se realiza a través de una encuesta a realizar de forma on line o presencial. Una vez recogidos los datos, procedemos a realizar el análisis de datos y con ello elaboramos el informe preliminar. Este informe se presenta a la empresa y se trabajará por medio de diferentes técnicas como grupos de trabajo o círculos de prevención. Esta es la fase más importante del proceso, puesto que es donde se va a definir el plan de acciones derivado de la evaluación.

¿Qué consecuencias acarrean estos riesgos para los trabajadores?

—Las condiciones de trabajo o sus características, vinculadas con la organización, el contenido del trabajo y la realización de las tareas, tienen capacidad de afectar al bienestar o a la salud (física, psíquica o social) de la persona trabajadora como al desarrollo del trabajo.

¿Cómo se pueden prevenir?

—De la misma manera que se hace con el resto de los riesgos laborales, es decir, una vez identificados los factores de riesgo hay que determinar las medidas preventivas adecuadas a cada uno de ellos y recogerlas en la planificación general de actuaciones preventivas, que pueden ser primarias, dirigidas al origen del problema, suelen ser las de carácter prioritario ya que impactan sobre la organización del trabajo; secundarias, enfocadas a que las personas trabajadoras adquieran conocimientos, están relacionadas con la información y la formación; y las terciarias, dirigidas a la rehabilitación de las personas cuando han sufrido el daño. Las empresas deberán poner el foco en todas, pero lo interesante es hacerlo en las primarias y secundarias, ya que la actuación de medidas terciarias supone un fracaso de las medidas preventivas.

¿Junto a los riesgos psicosociales, los trastornos músculo-esqueléticos siguen afectando en gran medida a la población trabajadora?

—Sí. En este punto cada vez más empresas incorporan actividades tales como fisioterapia preventiva, el pilates o talleres previos de calentamiento y estiramiento, con el objetivo de evitar las lesiones.

La formación es otro de los ejes de actividad de IMQ Prevención. ¿Qué papel juega de cara a crear entornos de trabajo saludables?

—La formación es básica, pero creo que debe ser claramente definida en función de un diagnóstico inicial. Cada empresa es única, por lo tanto, su plan también debe serlo. Cuando hablamos de entornos de trabajo saludables ocurre lo mismo, cualquier actuación que llevemos a cabo debe partir de un análisis en profundidad de su estudio epidemiológico y de un estudio de morbilidad, que nos indique claramente cuáles son los aspectos más sensibles de la organización para poder trabajar en ellos.

¿Cómo la realizan? ¿Tienen algún programa específico en marcha?

—Desde 2015, IMQ Prevención colabora con las empresas que así lo quieren en la puesta en marcha de programas de empresa saludable. A través del diagnóstico inicial, la definición de la política de Empresa Saludable de la organización, así como el plan de acción y su puesta en marcha. Se trata de programas a medida de nutrición, pilates, mindfulness, protocolos de adicciones, programas de deshabituación tabáquica, gestión del estrés y de las emociones, que se aplicarán en las empresas en función del diagnóstico inicial que comentábamos.

¿Cuáles son los próximos retos de IMQ Prevención?

—Continuar con la digitalización, la conectividad, con la idea clara de estar más cerca de nuestros clientes y permanentemente facilitándoles la gestión preventiva.

¿Con la covid 19 aún latente, siguen al pie del cañón asesorando a sus empresas clientes para crear entornos de trabajo seguros?

—La labor de asesoramiento para nosotros es fundamental, tanto en aspectos vinculados con la gestión de la covid 19, para la cual, desde el primer momento pusimos en marcha un servicio permanente incluso los fines de semana, para atender a nuestras empresas clientes en el rastreo de casos, seguimiento de casos confirmados, peticiones de PCR, así como en el asesoramiento en cualquier ámbito de la prevención: formación, mediciones de contaminantes, riesgos de enfermedades profesionales, sistemas de consignación, informes ATEX, adecuación de máquinas, planes de autoprotección, riesgos de incendios, gestión de conflictos...

Con las vacunas se han reducido los riesgos, pero ¿la situación permite a las empresas hablar ya de entornos de trabajo seguros?

—Con este virus no cabe la relajación, los datos de las últimas semanas así nos lo indican. La vacunación es fundamental, pero también mantener la distancia de seguridad, lavado de manos, el uso obligatorio de mascarillas en el interior y la ventilación regular de los locales son la clave para frenar esta pandemia. Los lugares de trabajo serán seguros siempre y cuando se sigan estas recomendaciones y los planes de contingencia realizados para tal fin en las empresas, y que han permitido durante toda la pandemia poder realizar las actividades laborales con niveles de contagios muy inferiores a otros ámbitos. No se puede bajar la guardia.