En esta sexta ola de la covid-19 el tramo de edad con mayor incidencia es el de los menores de 11 años -población que todavía no ha tenido acceso a la vacuna-. ¿Cómo están viviendo esta situación en las consultas de Pediatría de Navarra?

-Ignacio Iribarren. Efectivamente este ultimo trimestre del año está siendo bastante complicado con respecto a la asistencia en Atención Primaria a la infancia. En estas consultas, los y las pediatras mantienen las revisiones programadas de los exámenes de salud y en la consulta a demanda los cuadros clínicos predominantes son los de vías respiratorias y patología gastrointestinal. Se trata de una demanda habitual en estas fechas, pero el hecho de que los síntomas de la covid-19 en niños sean prácticamente indistinguibles de los de otras virasis de esta época complica mucho la atención, obligando a la realización de test de antígenos o PCR a niños y niñas con cuadros clínicos banales.

¿Están viendo casos graves en Navarra? ¿Qué hace que un niño o niña evolucione peor?

-Eva Rupérez. La evidencia, hasta el momento, es que la covid-19 en los menores de 12 años es un cuadro clínico benigno de buena evolución en la inmensa mayoría de los casos. No se ha constatado que la población infantil con patología respiratoria de base (alérgicos, asmáticos€) tenga peor evolución que la población general infantil. Solo un tercio de los pacientes de 5 a 11 años con covid hospitalizados tenían alguna otra enfermedad (comorbilidad) asociada. Depende de lo que se considere gravedad. Es verdad que algún niño excepcionalmente ha requerido ingreso hospitalario cuando está cursando una infección por covid-19, si bien la evolución posterior es muy buena en la gran mayoría de los casos. De hecho, genera menos complicaciones y gravedad y, por tanto, menos ingresos, que muchos otros virus que habitualmente infectan en la edad infantil. Tras las anteriores olas epidémicas hemos visto pacientes con una reacción inflamatoria tardía, a las semanas de haber pasado la covid, que en realidad ha provocado más ingresos que la propia infección. En la edad infantil aún no están bien definidos los factores que influyen en una peor evolución.

¿Qué síntomas presentan los niños y niñas con covid-19? ¿Han cambiado respecto a otras olas?

-I.I. y E.R. Los síntomas en la edad infantil son variados y semejantes a los de adultos con algunas matizaciones. Como la gran mayoría de los cuadros son benignos, los síntomas son más leves: principalmente fiebre, tos y rinorrea/congestión nasal. El dolor de cabeza, el cansancio y la pérdida de gusto u olfato, que también están presentes en la edad infantil, son de más difícil valoración e interpretación, especialmente en los menores de 5 años. Aunque esta sexta ola no presenta grandes diferencias clínicas con las anteriores, quizás sea la rinorrea y congestión nasal uno de los síntomas más evidentes en este periodo, máxime cuando en olas anteriores no se consideraba un síntoma principal.

¿Qué porcentaje de los niños infectados por el virus hasta la fecha han requerido hospitalización?

-I.I. Los datos de todo el Estado de la quinta ola -y nada hace sospechar que vaya a ser distinto en esta sexta- nos demuestran que más del 50% de los menores con covid-19 eran asintomáticos, y que solo un porcentaje muy bajo de los infectados (5% en menores de 1 año, 0,5% de los de 1-4 años y un 0,3% de los de 5 a 11 años) requiere ingreso.

¿Ha habido niños en Navarra que han requerido ingreso en UCI?

-E.R. En Navarra se han producido algunos ingresos en la UCI Pediátrica. Todos ellos han evolucionado bien y el ingreso ha sido básicamente debido al síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico; una enfermedad muy poco frecuente vinculada a la evolución de la infección por SARS-CoV-2 y debida más a una disregulación inmunitaria que al efecto patogénico directo por el virus. En la quinta ola en el Estado sólo el 0,02% de los mayores de 1 año con covid-19 ingresados requirieron asistencia en UCI.

¿Cuáles son las vías de contagio de la covid-19 más frecuentes en la infancia?

-Raimon Pèlach. Son las ya conocidas, que son las mismas para las de todas las virasis respiratorias: contacto entre personas (los niños contagian especialmente a través de las manos) y transmisión por las gotículas respiratorias. De ahí la importancia del mantenimiento de las medidas de protección y prevención: mascarilla, distancia, lavado de manos.

¿Está habiendo transmisión en las aulas? Si es así, ¿cómo se podría prevenir?

-I.I. y E.R. La comunidad escolar (alumnos y profesores) se ha mostrado y se sigue mostrando ejemplar en el seguimiento de las medidas de protección frente a la covid-19. En esta ola la transmisión en las aulas está siendo mucho mayor, probablemente debido a las características de la variante delta. Para prevenir los contagios, es muy importante no acudir a las aulas si se tiene algún síntoma.

Salud prevé comenzar la vacunación a los menores de entre 5 y 11 años este mes. ¿Cuál es la postura de la Asociación Navarra de Pediatría respecto a la vacunación?

-I.I. La Asociación Navarra de Pediatría forma parte de la Asociación Española de Pediatría, que dispone de un órgano técnico colegiado para este tema, que es el Comité Asesor de Vacunas. La posición de ese comité se sustenta en las evidencias científicas disponibles, que pueden cambiar con el tiempo. De acuerdo a las evidencias actuales, sostenemos la recomendación de vacunar.

¿Por qué deberíamos vacunar a nuestros hijos e hijas? ¿Qué beneficios reporta para su salud?

-R.P. Tras aprobar la EMA (Agencia Europea del Medicamento) la vacunación al grupo etario de 5 a 11 años, la posición en el momento actual es favorable a la vacunación tras sopesar los beneficios individuales (reducción de las potenciales aunque escasas complicaciones de la enfermedad, equidad en el acceso a una medida preventiva eficaz, facilidad para continuar el acceso a la educación sin cuarentenas) y colectivos (aumento de la inmunidad de grupo) frente a las complicaciones muy improbables y minimizadas por la reducción de la dosis a un tercio de la de los adultos. Además, no olvidemos que el sistema inmunitario del niño está entrenado para responder a la enfermedad debido a las diferentes pautas de vacunación a las que está sometido desde el nacimiento.

¿Qué efectos secundarios produce en la infancia esta vacuna? ¿Se han registrado reacciones adversas graves en los ensayos y en los países que ya se está administrando?

-I.I. y R.P. En los ensayos clínicos la eficacia y la seguridad han quedado demostradas y parece ser que no se producen efectos adversos significativos más allá de los que se pueden producir con cualquier vacuna. Sin embargo, un principio de prudencia recomendaría esperar unas semanas a conocer los resultados en las campañas de vacunaciones de países que ya tienen cohortes muy numerosas de niños y niñas vacunadas (Estados Unidos ya ha vacunado más de 3 millones de niños).

¿Es recomendable que los niños y niñas se vacunen de la gripe?

-I.I. Sí, es recomendable y en especial en aquellos niños y niñas con especiales factores de riesgo respiratorio: asmáticos, enfermedades cardíacas, grandes prematuros€

Para futuras pandemias, ¿qué mejoras se deberían plantear respecto a la atención de la infancia? ¿Qué cosas se han hecho mal?

-I.I. En la asistencia pediátrica estamos acostumbrados a convivir con enfermedades infecciosas que cursan de forma epidémica. Desde hace mucho tiempo, los pediatras venimos recomendando medidas higiénicas (lavado de manos, mascarillas, evitar ambiente contaminado con tabaco€) en el caso de enfermedades respiratorias y digestivas. Si la covid-19 no hubiera afectado a la población adulta como lo ha hecho, el impacto clínico en la población infantil habría sido menos relevante que el virus respiratorio sincitial (VRS) u otros coronavirus. En consecuencia, para afrontar potenciales pandemias debemos hacer permanentes medidas que hasta ahora parecían coyunturales. Ante la aparición de determinados síntomas infecciosos respiratorios o digestivos: evitar acudir a la guardería o al colegio, pero también evitar el contacto con otras poblaciones de riesgo -los abuelos-, lavado frecuente de manos, no compartir objetos y el uso de mascarilla por parte de padres, cuidadores y docentes.