- María y Aitziber viven en la calle Donapea, una de las peor paradas de Villava en esta y otras inundaciones, al estar justo entre las calles Ulzama y Errondoa, dos de las más cercanas al río. Ayer se quedaron atrapadas en sus casas, sin agua caliente, sin calefacción y con la preocupación de no saber cuánto iba a durar la riada. María lleva 35 años viviendo en esta zona y, aunque ha vivido en muchas ocasiones una inundación, esta es "la mayor" que ha visto. Aitziber, por su parte, vive en el edificio desde hace menos de un año, aunque lleva 26 viviendo en Villava, por lo que ya sabía que, en caso de inundación, su zona suele ser de las más castigadas. Ahora lo ha vivido en primera persona, y con una riada cuya magnitud ha superado todas las previsiones.

"Llevo 35 años viviendo aquí y la verdad es que esta ha sido la mayor que he visto, aunque la de 2013 fue también muy grande", manifestaba María, que apuntó con resignación que "es la mala experiencia que tenemos casi todos los años".

Sobre por qué esta zona de Villava es especialmente castigada, María destaca el papel de la nave de la calle Errondoa: "La fábrica no está operativa. El edificio frena el agua hasta que rompe y luego todo se inunda más rápido. Deberían quitarla, porque los trámites llevan muchos años y empeora la situación. Cuando hay una situación difícil y las estructuras la empeoran, pues qué queremos".

También explicaba que su mayor preocupación durante la mañana fue su coche, que dejó "en un sitio alto, al que normalmente no suele llegar el agua", algo que no se cumplió en esta ocasión. "Ha tenido que ir mi hija. El agua llegaba hasta la mitad de la rueda y ha tenido que ir la grúa".

Aitziber no se podía esperar lo que iba a suceder ayer cuando la policía mandó los mensajes para que quitaran los coches. Explica que es "de sueño profundo" y que se durmió a las 11 de la noche, por lo que no se enteró del calibre de los hechos hasta que en la mañana de ayer se despertó y miró por la ventana. "No había calle, he bajado al portal y había entrado bastante agua. Sabía que el río se saldría por esta zona, pero no me imaginaba algo así. Era totalmente imposible salir, así que he tenido que trabajar desde casa", manifestaba.

Además de la preocupación por saber cuándo iba a remitir la riada, a Aitziber también le preocupaba su vehículo. "Desde mis ventanas no se veía el coche y tampoco sabía hasta dónde llegaba el agua, porque en las redes sociales veía que estaban inundadas muchas zonas, pero no sabía si había podido llegar hasta ahí. Por suerte, un amigo ha podido acercarse hasta donde estaba aparcado y me he quedado más tranquila".