Las alarmas antiatraco son alarmas silenciosas generadas por la activación intencionada de un dispositivo. Es el usuario de la alarma quien activa el dispositivo manualmente (botones, pedales, llaveros, colgantes, etc.) con la intención de alertar a la empresa de seguridad con la que ha contratado el servicio de que se está produciendo un robo o una situación amenazante. Su uso ha proliferado exponencialmente en los últimos tiempos, de modo que es habitual su presencia en locales de hostelería y comerciales. La Policía Nacional atiende una media de 30 avisos mensuales en Navarra.

SABER MÁS | "La situación se puso violenta y pulsé el botón"

El sistema emplea paneles táctiles o botones situados en lugares secretos del edificio, normalmente debajo de un mostrador o en un cajón, en lugares fuera de vista. Cuando alguien activa la alarma, se envía una señal a la central o empresa de seguridad que alerta a la Policía. Estas alarmas silenciosas son la primera defensa en bancos, instituciones financieras, joyerías y prácticamente en cualquier lugar donde se manejan grandes cantidades de dinero.

Sin embargo, ahora ya pueden encontrarse hasta en zapaterías, ya que "su uso se ha extendido muchísmo, porque proporcionan una seguridad subjetiva mayor. Si tú tienes una tienda o un establecimiento de hostelería, es más rápido pulsar un botón que coger el teléfono y marcar. Además, es mucho más discreto", asegura Ángel Arias, inspector responsable de la Unidad de Seguridad Privada de la Jefataura Superior de Policía de Navarra.

La Unidad Territorial de de Seguridad Privada de Navarra de Policía Nacional es la encargada del control, asesoramiento e inspección de las empresas de seguridad privada, así como de las medidas de seguridad instaladas en los establecimientos obligados por la Ley 5/2014 y Reglamento 2364/1994 de Seguridad Privada a disponer de ellas (entidades financieras, joyerías, estaciones de servicio y gasolineras, farmacias que den servicio 24 horas, galerías de arte, despachos de Lotería, casinos de juego, salas de bingo, etc). La unidad también se encarga del control diario de las alarmas producidas por los sistemas de seguridad instalados en Pamplona.

Arias explica que estos pulsadores estuvieron "inicialmente concebidos para alertar de un atraco de una forma silenciosa. Posteriormente el desarrollo tecnológico ha supuesto la proliferación de estos dispositivos, que ya están presentes en bares y otro tipo de establecimientos. Por eso, en el caso de que se produzca una pelea en un bar, es lógico usarlo", admite.

A pesar de las bondades del sistema, también tiene sus desventajas. "En muchas ocasiones se produce un desplazamiento de una dotación policial por una activación errónea. En algunas ocasiones la central de alarmas llega a contactar con el usuario y la anula, y nos avisa de que es falsa. El mal uso de estos pulsadores supone el menoscabode recursos en situaciones innecesarias", advierte el responsable de la Unidad de Seguridad Privada de la Jefataura Superior de Policía de Navarra, que estima que el 90% de los avisos son por descuidos.