Un programa de ejercicio físico individualizado durante tan solo 3 días atenúa la discapacidad asociada con la hospitalización en personas mayores de 75 años. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la UPNA, Navarrabiomed y el Hospital Universitario de Navarra, que acaba de ser publicados en la revista de la Asociación Médica Estadounidense Journal of the American Medical Association.

Los adultos mayores son particularmente propensos a los riesgos de hospitalización, incluido el alto riesgo de deterioro funcional y cognitivo. Un año después del alta, más de la mitad de los pacientes geriátricos ingresados no recuperan sus niveles funcionales previos al ingreso, lo que se asocia con un mayor riesgo de entrar en un centro de mayores y muerte.

Este estudio, coordinada por los investigadores Nicolás Martínez-Velilla y Mikel Izquierdo, de Navarrabiomed, verifica anteriores resultados, donde se mostraba que un programa de ejercicio físico multicomponente, durante un de ingreso hospitalario, puede ser muy eficaz en estos pacientes para evitar la disminución en la capacidad de realizar actividades de la vida diaria. También mejoraron el estado cognitivo y la calidad de vida.

Estos resultados abren la posibilidad de que las unidades de hospitalización médica cambien su paradigma tradicional, centrado en la enfermedad, a otro que reconozca el estado funcional de la persona como un signo clínico que puede verse afectado negativamente por la hospitalización tradicional (reposo en cama).

Adaptado a cada paciente

Las personas que participaron en el estudio realizaron, durante un periodo de 3 días de hospitalización, un programa controlado e individualizado de ejercicios de fuerza, equilibrio y marcha adaptados a sus posibilidades, incluso durante la fase aguda de sus enfermedades. En función del estado de cada participante, se determinó una intensidad de entrenamiento de entre el 30% y el 60% de su capacidad muscular, con la que realizaron ejercicios para piernas y brazos. Estas sesiones duraron veinte minutos, en dos citas diarias (mañana y tarde), durante entre cinco y siete días consecutivos, bajo la supervisión individualizada de expertos.

El programa de actividad física fue adaptado a partir del programa de entrenamiento VIVIfrail, experimentado con éxito en un millar de personas con problemas de fragilidad de siete países europeos. En el estudio se adecuó a las circunstancias clínicas de cada paciente y "lejos de complicar su estado de salud demostró ser un gran apoyo para prevenir la fragilidad, un factor de eliminación de complicaciones vinculadas a la estancia pasiva en el hospital y una motivación para superar la enfermedad".

"Nuestro estudio muestra que una intervención de ejercicio físico multicomponente, innovadora e individualizada, que incluye entrenamiento de resistencia de moderada intensidad durante un periodo muy corto (tres días de promedio), es factible y atenúa la discapacidad asociada con la hospitalización", afirma Izquierdo, que añade que "a veces creemos que las mejoras de las tecnologías o el último tratamiento pueden aportar soluciones a nuestros problemas, pero no somos conscientes de que la discapacidad generada por la hospitalización puede tener un mayor impacto que la enfermedad que causó el ingreso".