scucharse y conocerse a uno mismo es muy importante, sobre todo en momentos en los que se sufre. Esa es la premisa de partida de la mesa redonda que el Teléfono de la Esperanza organizó ayer en Civicán. En ella participaron el ciclista paralímpico Eduardo Santas y la escritora Lucía Echegaray, dos personas que saben a la perfección lo que es sufrir, pero también lo que es la superación, así como la psicóloga Lucía Villar, experta en ayudar a otras personas a afrontar el duelo.

Eduardo Santas (Zaragoza, 1989) es ciclista paralímpico profesional. Compite desde que era pequeño y ya desde entonces en competiciones no adaptadas -fue el primer paralímpico en llegar a una final absoluta compitiendo contra deportistas sin discapacidad-. Además de ello, ha participado en dos Juegos Paralímpicos, en Río de Janeiro -donde consiguió una medalla de bronce- y Tokio.

A los 4 años sufrió una encefalitis a causa de la varicela, una enfermedad que pasan casi todos los niños, casi siempre sin problemas. La encefalitis le provocó una discapacidad que ha marcado toda su vida “para bien y para mal”. Santas afirmó que tuvo la “suerte entre comillas” de que todo esto le ocurriera de pequeño. “Cuando te pasa algo así siendo niño no tienes todavía consciencia de lo que significa realmente, pero sí que sabes que va a ser algo que marque toda tu vida. Desde el colegio, los niños te señalan en cuanto eres diferente, te tratan diferente que a los demás, y eso siempre pasa, desde el colegio o el instituto hasta en la calle”, explicó.

El deportista relató cómo desde un principio su familia le ayudó a normalizar su discapacidad. Además, como parte de la rehabilitación, para poder volver a andar, tuvo que hacer deporte. Fue entonces cuando por primera vez se subió a una bicicleta. “Desde pequeño competí contra personas sin discapacidad, también como forma de integrarme en la sociedad, aunque es algo que no terminas de hacer nunca, porque siempre va a a haber gente que te mire diferente”, manifestó Santas, que aseguró que nunca ha querido ver su discapacidad como una barrera. “Las limitaciones mentales pueden ser mucho peores que las físicas y todos en mayor o menor medida tenemos limitaciones que nos bloquean”, apuntó.

Lucía Echegaray (Pamplona, 1999) es trabajadora y escritora. Ha publicado dos libros, el primero de ellos (Mil historias en las paredes) autobiográfico. En él describe su vida durante todos los años que sufrió acoso escolar, algo que, según explicó, comenzó en torno a los 4 años y no terminó hasta los 17. El segundo (Bailar bajo la tormenta) es una novela en la que continúa abordando temas como el ciberacoso a través de las redes sociales.

A pesar de que publicó el primero de ellos con 18 años, Echegaray explicó que comenzó a escribirlo como si fuera un diario, con 11 o 12, “como forma de escapar de la realidad”. “Por eso la escritura fue en parte muy dura, porque era un proceso de reconocer lo que estaba viviendo, pero también fue una forma terapéutica de conocer cómo me sentía”, subrayó.

Al comenzar ese acoso tan pronto, Echegaray aseguró que en un principio no era “del todo consciente”, aunque “con el paso del tiempo se fue volviendo mucho peor”. “Lo contaba en casa, donde mi familia siempre me apoyó muchísimo, pero en cierto modo yo estaba convencida de que era mi culpa, que la rara era yo”.

Ahora, tras haber dejado todas estas situaciones atrás y habiendo reflexionado mucho sobre el asunto, Echegaray asegura que el problema “está mucho más presente” en la mente de todos. “Quería contribuir a que se visibilizara y a día de hoy la gente es mucho más consciente”, dijo.

Lucía Villar (Madrid, 1989) es psicóloga y experta en ayudar a afrontar el duelo. Su padre falleció en un grave accidente de tráfico en el momento en el que estaba cerca de terminar sus estudios y el dolor que padeció tanto ella como su familia es lo que le “marcó el camino” hacia esa especialidad.

En cuanto al problema del acoso, sobre todo en edades tempranas, Villar apuntó que “el entorno acompaña muy poco a niños y niñas con estos problemas. Cuando sientes que tú eres el raro, sientes que eres el problema. No deberíamos consentirlo como sociedad y si estuviésemos más alerta se podrían evitar muchas de estas situaciones”.

En ese sentido y también para otras situaciones, la psicóloga recalcó la importancia de conocerse a uno mismo. “La autoescucha es muy importante, porque te impulsa al cambio, te ayuda a ver a dónde quieres dirigirte y cómo lograr tus objetivos”.

“Siempre competí contra personas sin discapacidad, también como forma de integrarme en la sociedad”

Ciclista paralímpico

“Escribía como forma de escapar de la realidad y para saber cómo me sentía con el acoso”

Escritora

“Cuando sientes que tú eres el raro, piensas que eres el problema. No podemos consentirlo”

Psicóloga