El pasado 19 de julio el servicio de Alergología del Hospital Universitario de Navarra (HUN) se trasladó desde el ambulatorio de Conde Oliveto a sus nuevas instalaciones en la tercera planta del edificio de Urgencias de la zona hospitalaria. "Hemos pasado de un dispensario de guerra, de un sitio horrible que no reunía ninguna condición, que nos sirvió en su momento, pero que nosotros salimos para allá para seis meses y hemos estado muchísimos años; a tener todo aquí", resume la jefa del servicio, la doctora Ana Tabar Purroy. Asimismo, apunta que la meta que ahora se marcan es "mantener la consulta externa como la teníamos, con todos los tratamientos, y mejorar mucho el diagnóstico de alergia a medicamentos y a alimentos", así como realizar "más desensibilizaciones o inmunoterapia -ya hacen al huevo y a la leche-".

Hasta el pasado verano, los profesionales del servicio -13 facultativos y 18 enfermeras- tenían que estar todo el día "de allá para acá", porque en la antigua sede estaban las consultas externas, pero en Irunlarrea se encontraba el Hospital de Día, el laboratorio, los pacientes graves, así como las personas ingresadas. Con las nuevas dependencias -diseñadas a necesidad y que costaron 2,2 millones- lo primero que han ganado ha sido espacio, porque antes "trabajábamos a dos turnos, en sillas calientes, es decir, nos levantábamos para que entrara el siguiente, porque fuimos creciendo y no cabíamos", señala Tabar, que reconoce que a Enfermería le ocurría lo mismo.

Además, sostiene que cada vez era más complicado evacuar desde el centro de Pamplona a un paciente de riesgo, por lo que "pasábamos muchos apuros", aunque "el 112 nos ayudaba". Ahora, sin embargo, cuando hacen test de riesgos están en el mismo edificio de las Urgencias, de manera que se facilita el traslado: "Tenemos sitio para las consultas, las instalaciones de trabajo, que son las de pruebas, los laboratorios de función respiratoria... están todas pensadas en el paciente", por lo que "están a un nivel súper alto, pero no sólo en cuanto al aparataje, que siempre lo hemos tenido bien, sino también de condiciones ambientales, de separación...", además de que las zonas de trabajo "son muy dignas".

El traslado les ha permitido también ser más eficientes. "Antes las actividades del hospital de día -test de riesgos, pruebas de exposición, de desensibilización que se llama, tratamientos de alto impacto como alergia a alimentos- las hacíamos de prestado en un hospital polivalente que hay en el HUN, pero había que venir y teníamos que desplazar un adjunto todo el día para un paciente. En cambio, ahora podemos trabajar en otras cosas mientras los estamos viendo", afirma; una mejora que también han implementado en la población pediátrica. En definitiva, la atención mejora, si bien "aún no hemos llegado a nuestro tope, porque cuesta poner en marcha los protocolos".